La Huasteca Potosina al ser un paraíso natural posee una gran riqueza en flora y fauna, actualmente en esta región del estado de San Luis Potosí existe presencia de las seis especies de felinos que habitan en territorio mexicano: el jaguar, ocelote, el tigrillo, jaguarundi, el puma y el gato montés.
Sin embargo, existe una amenaza latente para estas especies, la caza furtivaque se ha convertido en el más grande depredador de estos animales que incluso algunos ya son considerados en peligro de extinción.
En entrevista con EL UNIVERSAL de San Luis Potosí, Ena Buenfil, directora de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) Selva Tenek, detalló que de forma continúa reciben denuncias sobre la caza que se realiza en las faldas de la zona de la sierra de la huasteca, aunque han detectado que la caza ocurre de forma deliberada con mayor frecuencia en los municipios de Tamuín, Tamazunchale, San Vicente, Tanquián.
“Si es un problema grave y es muy lamentable porque nuestra región es uno de los pocos lugares del país donde se distribuyen las seis especies. En la Huasteca Potosina hay un grave problema de caza furtiva, hay municipios como Tamuín, San Vicente, Tanquián, Tamazunchale que están en las faldas de la sierra donde hay muchos reportes de cazadores furtivos, pero no hay quién intervenga para acabar con este problema, porque no hay programas de protección a las especies por parte de ningún gobierno”, explica.
La especialista en la protección y preservación de las especies explicó que la caza de los felinos deriva en dos escenarios distintos, aunque ambos con desenlaces trágicos: el primero es que son capturados para la comercialización clandestina, pues erróneamente se ha adoptado la creencia de que una especie silvestre es una mascota exótica que se puede domesticar, cuando la realidad es que jaguares, pumas, ocelotes o tigrillos, terminan por morir a temprana edad ante la falta de conocimiento de quienes son sus cuidadores.
“Esto es muy triste porque no hay ningún tipo de programa por parte del gobierno de ningún nivel, ni municipal, estatal ni federal para proteger a los felinos mexicanos y los felinos silvestres, si es común en la región que la gente los capture para tenerlos como mascota, aunque no llegan a crecer, mueren muy jóvenes porque no se les da la alimentación adecuada, ni los cuidados adecuados y terminan contagiados por las enfermedades de animales domésticos”, detalla.
Actualmente un ejemplar de estos felinos puede alcanzar un costo en el mercado negro desde los 30 mil hasta más de 100 mil pesos según la especie.
El segundo destino para un felino que es cazado en la Huasteca Potosina es para la venta de pieles, ante la inacción de las autoridades y la nula presencia o patrullajes en las zonas serranas, no existe ninguna referencia sobre cuántos felinos están siendo cazados y de estos la piel de cuántos está siendo comercializada, aunque las más buscadas son la del jaguar, el ocelote y el tigrillo.
La caza para la comercialización de especies como mascotas y para la venta de pieles no es lo único que está acabando con los felinos que habitan en las sierras hustecas de San Luis Potosí, también los mismos pobladores, ante la falta de información sobre la importancia de estas especies en el ecosistema, se convierten en el principal aniquilador.
Ena Buenfil compara que para las familias sumergidas en el campo y que viven de sus ganados, ante la creencia de que un felino con naturaleza depredadora ronde el sitio a la menor señal o avistamiento se defienden con armas y tiran a matar sin importar si se trata de un puma, un jaguar o un tigrillo en peligro de extinción.
“Uno de los grandes desafíos que presentan los felinos de mayor tamaño como el jaguar y el puma es que, al atacar ganado la gente de las comunidades, de los ranchos buscan aniquilarlos porque para ellos es más importante el beneficio económico que le puede redituar una vaca, una borrega porque desconocen la importancia en el tema de los ecosistemas y el papel que juega un depredador de gran porte, y por defender su inversión económica terminan aniquilándolos”, señala la especialista.
Aunado a esto, la incansable búsqueda del ser humano por explotar las zonas naturales ha reducido cada vez más las áreas en las que los felinos rondan, frecuentemente se encuentran ocelotes muertos al ser atropellados a las orillas de las carreteras en las áreas de sierra cercanas a sitios que se han convertido en parajes o paradas turísticas.
Actualmente Selva Tenek tiene en su resguardo ejemplares de las seis especies, varios de ellos están aún en proceso de rehabilitación para liberación e incorporarse a su hábitat, pero otros más ya han sido declarados en resguardo definitvo a causa de las condiciones en las que vivieron, es decir, que fueron mascota por mucho tiempo y no sobrevivirían en su entorno natural, otros más identificados porque ahora tienen apego con los humanos, y casos muy particulares en los que fueron rescatados y no existe un historial sobre el tipo de condiciones en las que vivían o los sitios y actividades de las que fueron retirados.
Esta UMA ubicada en el municipio de Ciudad Valles busca emprender un proyecto de reproducción para repoblación de estas especies; sin embargo, son programas que requieren de una gran inversión, y ante la falta de programas y estímulos en territorio nacional, se está buscando obtener el apoyo mediante patrocinios de zoológicos de Estados Unidos.
“Tenemos en resguardo varios felinos pero estamos buscando zoológicos de Estados Unidos para poder establecer un programa de reproducción para repoblación; sin embargo, estos son programas muy costosos porque se tiene que diseñar infraestructura especial para poder hacer un asilvestramiento para que estén preparados para ir a vida libre, se requiere gente especialista y también considerando que en México no es un país con cultura de la donación”, explica.