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Enfundados en sus máscaras y con la fe por delante, luchadores potosinos se enfilan en la ya tradicional peregrinación para dar gracias a la virgen de guadalupe por otro año en este peligroso deporte; ya son 20 años desde que la familia Ramírez comandada por “El Coyote Azul” realizan esta peregrinación invitando a todos los luchadores a este acto de fe.
Partiendo de la caja del agua hasta el altar de la iglesia, los luchadores dan colorido a las peregrinaciones que se realizan el 12 de diciembre en la calzada de guadalupe, aunque con el pasar de los años el número de asistentes se ha ido disminyendo.
“Antes éramos un buen, se llevábamos dos vírgenes y todos venían enmascarados” comenta Coyote Azul, quién a pesar de los años continúa fervientemente con esta tradición en la cual han pasado infinidad de luchadores, algunos ya retirados, algunos otros simplemente dejaron de asistir.
“Unión de Luchadores Coliseinos” se lee en la manta que encabeza la peregrinación, donde también familiares y amigos asisten para ver y acompañar a sus ídolos en las plegarias para tener un mejor año o librarse de lesiones y todas las peticiones que se le hacen a la virgen morena.
Actualmente en San Luis Potosí, luchadores profesionales realizan este tradicional acto aunque con una notoria división, ya que cada empresa tiene su propia peregrinación; a pesar de que la Dinastía Azul fue de las primeras en realizar este acto de fe, los demás promotores han tomado su propia iniciativa dividiendo cada vez más la escena luchística de San Luis.
“Cuando nos cerraron la Arena Coliseo, muchos dejaron de asistir”; son pocos los luchadores que ahora se dan cita para esta tradición, ya sea por cuestiones laborales o por que se manejan con otra empresa o simplemente les dejó de interesar, pero comentan que mucho de esto se debe a que el gremio se comenzó a dividir y ahora son pocos los sobrevivientes de los luchadores coliseinos.
Entre rezos, banda de guerra, cuetes y máscaras, los luchadores continúan realizando la peregrinación a visitar a la virgen de guadalupe, con la simple misión de agradecer el seguir en el ring, ya que como ellos dicen: “Sabemos como subimos, pero no sabemos como vamos a baja”.
La peregrinación de los luchadores es una tradición que sigue luchando por sobrevivir entre la familia del arte del pancracio.
gpl
