Entre juguetes, pantallas, muñecas, figuras y colores, diariamente pacientes oncológicos pediátricos que son atendidos en el Hospital Central “Ignacio Morones Prieto”, recuperan la esperanza y pierden el miedo a los tratamientos invasivos como la quimioterapia en un espacio al llamado “El Rincón de Juan Pablo”, en donde niños, niñas y adolescentes con cáncer esperan de una manera más divertida sus procedimientos médicos.
Desde hace ocho años, en el corazón del antiguo Hospital Central, nació este espacio que ha brindado alegría y esperanza de vida a las y los niños que padecen cáncer y que reciben un procedimiento médico para superar esta enfermedad; para los que trabajan en "El Rincón de Juan Pablo", este lugar es un oasis dentro del nosocomio, pues hace que los tratamientos en los menores sean más llevaderos para ellos y sus familias.
El lugar de esperanza se fundó en el 2012 por iniciativa de la presidenta de la Fundación Juan Pablo, Alegrías para los Enfermos A.C, Yolanda Payán, en honor a su hijo Juan Pablo para que el legado de fe y fortaleza que tuvo el pequeño al enfrentar el cáncer permaneciera en este mundo terrenal y de esta forma apoyar a otros niños, niñas y adolescentes que pasan por algún tipo de cáncer.
“Mi hijo padeció cáncer y desgraciadamente ya no está con nosotros, pero creo que nos dejó una lección de vida porque siempre tuvo ese optimismo, esa fe en dios y eso me hizo moverme y decir no me puedo quedar con esto, tiene que trascender”, comentó Yolanda Payán.
Tanto Yolanda Payán como los más de 100 jóvenes voluntarios, están convencidos que los pacientes pediátricos de cáncer lo que requieren para cursar su enfermedad es indudablemente sus tratamientos médicos y “un apapacho”, por lo que desde el 2012 el Rincón de Juan Pablo ha ido creciendo paulatinamente para que la ludoteca pueda recibir a más pacientes al día y se olviden por unos momentos de que están en un hospital a punto de recibir sus medicamentos.
Para acceder a El Rincón de Juan Pablo se debe ser un paciente pediátrico oncológico que se trate en el “Hospital Central Ignacio Morones Prieto” y llegar a las instalaciones acompañados de un tutor, no todos los pacientes pueden acudir de manera directa a las instalaciones por su estado de gravedad o desconocimiento, por lo que los voluntarios realizan un recorrido a partir de las 10 de la mañana por diversas áreas del Hospital para localizar a los menores con cáncer y ofrecerles desde una galleta, libros para iluminar, tabletas e incluso artículos de higiene personal.
“Todos los días se hace un censo por la mañana para identificar dónde están los pacientes oncológicos, pues a veces están en urgencias, en terapia o en piso”, comentó Marite Romero, voluntaria.
Pese a que septiembre es el mes de la concientización del cáncer infantil, la importancia de que se revise a los menores es de todo el año, eso lo sabe bien el Oncólogo Pediatra, Francisco González, pues comentó que cada año el Hospital Central recibe entre 80 y 110 nuevos casos de niños, niñas y adolescentes con algún tipo de cáncer, de los cuales la leucemia es el más común; así como que de estos casos en su mayoría las niñas y los niños llegan con un diagnóstico avanzado y con ello una esperanza de vida menor a los niños que son detectados con cáncer en una etapa inicial.
“Un niño con un tumor del riñón, en una etapa una la supervivencia puede ser muy cercana al 100%, y en una etapa avanzada como una etapa cuatro, la supervivencia sería de un 60% o una disminución mayor de la supervivencia”, precisó. Por lo que hizo un llamado a las y los padres de familia o tutores de niños, niñas y adolescentes a estar al pendiente de las y los niños, así como llevarlos de manera regular a sus chequeos médicos incluso si no tienen ningún malestar, porque será su médico el que detecte alteraciones o signos de cáncer en los menores.
Asimismo para el doctor Francisco el que El Rincón de Juan Pablo se haya instalado en el Hospital Central, ha sido un acierto pues dijo: “definitivamente la mitad del tratamiento no es lo que nosotros indiquemos como médicos, la otra parte importante de el tratamiento de los niños es el ambiente en donde se desarrollen, donde están y entonces para ellos venir a consulta o a tratamientos pero no pensando que vienen a eso si no que están en un lugar muy agradable en donde además de los juegos tienen otro tipo de actividades, nos favorece mucho”.
El Rincón de Juan Pablo actualmente cuenta con 110 niños, niñas y adolescentes beneficiarios en donde además de disfrutar las instalaciones, o recibir apoyos como entretenimiento en caso de estar hospitalizados, también son apoyados con los medicamentos cuando escasean los fármacos oncológicos en el nosocomio.
No obstante, también dotan de despensas de manera eventual a los familiares de los menores y con turbantes o pelucas a mujeres y hombres adultos que también están pasando por un tratamiento contra el cáncer.
Las voluntarias que han visto a muchos niños partir de este mundo, pero también milagros en los niños y niñas que llegan al Rincón de Juan Pablo, hicieron un llamado a la sociedad y empresas para poder contribuir en que este oasis siga creciendo; en el caso de los jóvenes o personas que quieran ayudar a apapachar a los niños pueden regalar dos horas a la semana durante un año para realizar su voluntariado o bien donar artículos personales, ropa en buen estado o galletas.
Y en el caso de empresas pueden realizar donativos con deducible de impuestos para la compra de medicamentos con alto costo para garantizar el tratamiento de más menores potosinos; en cualquiera de los casos la atención para apoyar el legado de Juan Pablo y a los niños, niñas y adolescentes con cáncer, dijeron que pueden acudir a las oficinas ubicadas en Tomasa Esteves #545 interior 2 o a través de las redes sociales de Fundación Juan Pablo.