El vocero del arzobispado de San Luis Potosí Tomás Cruz Rosales señaló que la iglesia católica se opone rotundamente a la iniciativa de pena de muerte o la castración para violadores y feminicidas, y refirió que “Dios es misericordioso y quitarle la vida a alguien es quitarle la oportunidad de arrepentirse y redimirse”.

“La pena de muerte no ofrece justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza, por lo cual la iglesia rechaza esta práctica en el mundo”, opinó. También recordó que recientemente el Papa Francisco envió un mensaje donde se opone a esta medida y agregó: “ha recalcado que incluso desde el punto de vista jurídico no es necesaria y considera que la sociedad puede reprimir eficazmente el crimen sin quitar la vida a quien cometió el acto y con la posibilidad de redimirse.”

Enfatizó que la postura de la iglesia es clara y están en contra de la pena de muerte o la castración, ya que consideran que es mejor trabajar por la justicia de las víctimas y como sociedad, exigir condenas a las instituciones que están dedicadas a dar sentencia a los criminales, para evitar la impunidad que existe en San Luis Potosí.

“Chivos expiatorios”

Cruz Rosales indició que de darle espacio a la pena de muerte como forma de justicia provocará que haya “chivos expiatorios” para olvidar a los verdaderos culpables, por lo que considera que es prudente que la justicia se aplique y que las instituciones como las fiscalías logren castigar a los criminales y den justicia a las víctimas.

El arzobispo recordó el caso de Karla Pontigo, víctima de un feminicidio en 2012, para referirse que “de nada sirven estas sanciones extremas" si hasta este momento no han logrado hacer justicia por su muerte.

“Dios es misericordioso y a nosotros no nos toca juzgar, pero lo que si podemos hacer es pedir que haya justicia”, finalizó.

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