Mara Maru, mejor conocida como La Plata, es pionera en visibilizar a la comunidad LGBTIQ+ en San Luis Potosí, es sobreviviente ante los actos de violencia y discriminación entre los años 70 y 80, época en donde los derechos humanos eran “pisoteados” por la ignorancia de funcionarios públicos y ciudadanía en general que buscaban “enderezar” las preferencias sexuales de las mujeres y hombres de esos años.
A sus casi 63 años de vida, Mara Maru, en entrevista con El UNIVERSAL San Luis Potosí, dijo ser una orgullosa sobreviviente de su gremio en el que se ha desenvuelto desde hace 45 años, debido a que pese la violencia en casa y represión que sufrió en la calle por decidir aceptar ante la sociedad su identidad y preferencia sexual por el sexo masculino, así como frente a enfermedades como el VIH y actualmente el Covid-19.
Antonio Esteban Plata Muñiz, nació en 1958 en una familia tradicional en la que creció con diez hermanas mujeres y dos hermanos hombres, siendo el quinto hijo del matrimonio entre sus padres, de quienes recordó no haber recibido más que violencia en casa. Desde muy corta edad se dio cuenta que le atraían y gustaban los hombres en vez de las mujeres, situación que logró aceptar e interiorizar hasta que cumplió 18 años, cuando estando en la preparatoria decidió comenzar en el mundo de la prostitución, con el principal objetivo de poder pagar sus estudios pues su padre dejó de apoyarlo.
“Yo veía que unas personas como yo se prostituían y yo las veía y decía quiero ser como ellas, pues se veían muy bien y comencé a hacer amistad con varias compañeras en el jardín Escontría. Salía de la preparatoria a las 10 de la noche con mi libro, iba a ver a mis amigas y me hablaban chavos, me decían ven, que si iba al cuarto, y me daban una cantidad y pues ya yo me metía al cuarto y comencé a ganar dinero fácil. Antes el dinero valía más y rendía mucho. Después agarré la mañana de ir, una amiga me maquillaba poquito y más jovencita tenía mucho pegue y éxito, más que ellas (…) hasta que me salí de estudiar y me dediqué a eso, ya me maquillaba, ya me vestía de mujer, pero sí batallé mucho de esa forma”, comentó.
Sin embargo, con el éxito que comenzó a tener, también iniciaron las persecuciones violentas encabezadas por un comando presuntamente proveniente de Matamoros, Tamaulipas, que realizaba rondines todos los días para aprehender a quienes tenían preferencias distintas o se dedicara al sexoservicio, detenciones con violencia que terminaron con la carrera y vida de muchas de sus amigas, las cuales quedaban impunes pese a las investigaciones, debido a que a algunas las mandaban golpear o asesinar los mismos funcionarios del ministerio público, según dijo.
EL UNIVERSAL (EU): ¿Cómo era la forma en la que operaba el convoy?
Mara Maru (MM): “Era tipo redada, redadas en las noches donde nos pescaban, nos llevaban en las patrullas a recorrer todos los bares para humillarnos más todavía, para que viéramos cómo nos iba a ir y nos llevaban a todos los bares para recoger a toda la gente que estábamos mal.
Nos recogían y nos metían al estacionamiento de donde era el Ministerio Público, en el estacionamiento de donde es el Edificio de Seguridad Pública y ahí nos bañaban con mangueras de presión de lavar carros y nos golpeaban, luego nos subían a las celdas todas mojadas, todas húmedas, para encerrarnos y ser todavía más humilladas. Todavía teníamos que pagar 10 mil pesos para salir, eran multas muy caras, muy elevadas. Y una vez no alcanzamos multa porque nos consignaron al Cereso y de ahí tuvimos que pagar una fianza, por parte de licenciados, que nos ayudaban a salir de esos problemas, conseguimos para pagar la multa y otra vez tener precaución por la noche que seguía”.
EU: ¿Qué les decían cuando los aprehendían?
MM: “Que no entendíamos por andarnos vistiendo y que no teníamos necesidad de andar en la calle, puras majaderías. Nunca entendimos porque era nuestra fuente de trabajo. No arreglaron nada, solo nos daban puros golpes, la burra no era arisca, yo me hice arisca por ellos, ellos nos hicieron ariscas, ellos nos hicieron rebeldes de tantos golpes”.
Pese a que en la Constitución Mexicana de 1917 existía el respeto a los Derechos Humanos, a través de las garantías individuales, Mara Maru recordó que los derechos no se hacían valer para las personas con distintas preferencias sexuales, sobre todo durante los cerca de seis años en los que operó el convoy que las perseguía, por lo que además de correr y esconderse, no todos y todas lograban resistir y se retiraron de la vida nocturna.
“Nosotros teníamos mucho miedo de salir a la calle. Yo lloraba de tristeza y gracias a mi padre Dios, no me traumé, no me acomplejé, lo que fue en mi persona no me frustré, muchas sí y yo no, yo salí adelante, será por el poquito estudio que tenía, pero eso (el complejo y el trauma) se deja guardado en el closet”, destacó.
La decisión que cambió todo
Entre 1981 y 1982, Mara Maru había juntado dinero y decidió, tras una reflexión interna por las complicaciones que suponía en aquel entonces una operación de busto, poder implantarse senos, esto representó un mayor éxito en su vida y pese a que seguía recibiendo discriminación en la calle, el acoso callejero de las personas disminuyó. Así fue como se convirtió en la primera mujer transgénero en San Luis Potosí.
EU: ¿Cómo fue el proceso?
MM: “Sí batallé mucho para decidirme, porque es difícil (…) porque los doctores te anticipan ‘te voy a operar pero me vas a firmar una hojita porque si te vas en el viaje te vas, ya no te vamos a revivir’ y muchos no sobrevivieron. Para operarse uno tiene que pensarlo, tener el capital, porque es costosa y aparte de eso, decidir que si te vas a operar es para toda la vida, yo lo pensé, me decidí y salí adelante con mi operación, pacté varios centros de San Luis Potosí y varios antros y varios restaurantes bares, cantinas.
"Sentí mi cambio, me emocioné, ya no era la misma. Me sentí más segura de mi misma y fue cuando me enseñé a bailar, estuve en Laredo Tamaulipas, Morelia, Monclova, Piedras Negras, Ciudad Acuña, Matamoros, en todas las fronteras, en México, Coahuila, Aguascalientes, fui hasta las plataformas de Campeche, haciendo temporada, me pagaban bien de sueldo, buenas comidas y me pagaban bien de sueldo”.
Para este momento ya su apellido se convirtió en su nombre artístico, La Plata, multiplicó su éxito, participó en presentaciones de baile e imitación de artistas en el Teatro Fru Fru de la Ciudad de México y hasta en espectáculos de Lucha libre, así como en bares y cantinas de renombre en donde se rodeó de personas de la farándula, el gobierno y de artistas famosos como Los Bukis.
Sin embargo, confesó para EL UNIVERSAL San Luis Potosí, que decidió cambiarlo por un tiempo a Marcela y que después se transformó a Mara Maru, nombre que prefiere debido a que dijo “aborrecer a su padre” y su apellido hace que constantemente lo recuerda, con la mala paternidad que les ofreció a ella, sus hermanas y hermanos. Aunque también dijo que luego de algunos años de reflexión ha aceptado ser conocida como La Plata, pues así fue el nombre con el que consiguió éxito.
“Así me conocieron y es mi apellido, ya reconocí yo que es mi nombre de pila bautismal y es mi nombre de nacimiento, yo sé que tengo que llevar el apellido porque sé que es el nombre con el que voy a ser enterrada, reconocida en mi funeral, en el cementerio y hay que pensar en eso”, además, dijo que no ha pensado en cambiar legalmente su nombre a Marcela Plata Muñiz, debido a que en asuntos y trámites legales le representaría más problema para ser reconocida.
Para Mara Maru, el glamour y los lujos se convirtieron en algo cotidiano, pues podía costearse zapatillas a la medida que se realizaban en un taller de la Ciudad de México, los mejores perfumes y abrigos de diversas pieles como Mink, Chinchilla, Tigrillo y Pelegri, hasta que el paso del tiempo y la edad avanzada la alcanzó.
“Con el tiempo, una se da cuenta que va avanzando la edad y uno piensa que nunca va a ser viejo y uno nunca ahorró; yo pensé que todo el tiempo iba a haber dinero, ambiente, éxito y no, todo eso se acaba. Siempre hay que aprovechar la juventud, porque la juventud se va (…)
Yo era mu popotera, y ya no me gustaban los bailes, si no que iba a los centros nocturnos a bailar y a dar variedad, pero luego uno se da cuenta que llega el declive, baja el crédito y ya no ganas lo mismo, te solicitan menos, tienes menos éxito, ganas menos y se va dando cuenta que ya vienen otras generaciones”, expresó.
Después de más de 40 años sigue dedicándose al sexoservicio, para ella el éxito no ha terminado, pues aún puede vivir de su trabajo y clientes que la buscan, aunque reconoció que la vida del sexoservicio no es igual que antes, porque pese a su edad, actualmente para jóvenes y personas mayores que se dedican a la prostitución el crédito ha bajado, ya que no se gana tanto como antes. Trabajo que con la pandemia por Covid-19 y el confinamiento, dijo que se ha visto aún más afectado, pues la gente tiene miedo de poder contagiarse de la enfermedad, misma que dijo no ha contraído.
EU: ¿Se arrepiente de algo?
MM: Yo me siento orgullosa de lo que soy y no me arrepiento de nada. Para qué lágrimas y lloriqueos si lo que pasó ya pasó. Hasta la fecha, mi vida siempre fue feliz, aunque el convoy llegó a humillarnos y todo, yo salí adelante, nos discriminaron y todo, ok está bien, yo me siento bien feliz y contenta de mi vida, no tengo que arrepentirme de nada, lo hecho, hecho está y trato de salir adelante, porque ya estamos en los tiempos difíciles.
Respecto la diferencia entre la garantía de los Derechos Humanos de sus tiempos a ahora, dijo que han avanzado, sobre todo con las Marchas del Orgullo, porque ya existe más respeto de las personas que no pertenecen a la comunidad, hay mayor conciencia, visibilidad y apoyo al respeto de los derechos LGBTIQ+, aunque señaló que aún existe la discriminación “no ha desaparecido, hay mucha gente inconsciente, ignorante que todavía discrimina a uno”.
Finalmente, comentó sentirse orgullosa del reconocimiento que recibió el pasado 26 de junio, en la Marcha del Orgullo en la capital potosina, por ser pionera en la lucha de los Derechos Humanos y diversidad sexual de la comunidad, “si me emociono, siento bonito, porque soy pionera, porque pues no cualquiera es pionera. Muchas personas más grandes que yo y más jóvenes están fallecidas, yo sigo en la farándula gracias a mi padre dios que estoy bien, ni VIH, ni nada, ni ahora la pandemia, nada”.