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Carlos Carrizales, artista y escultor potosino, compartió con EL UNIVERSAL de San Luis Potosí cómo han sido estos cincuenta años en los que ha dedicado su vida al arte. Entre risas y con el sentido del humor que le caracteriza, asegura que no se define a sí mismo como un artista, sino como "un artesano del arte".
No existe una fecha precisa de cuándo se enamoró de las artes plásticas, su fascinación por crear simplemente ha estado ahí desde que tiene memoria, incluso recuerda que cuando era niño, no mayor a los 5 años, por diversión creaba figuras de plastilina y quiénes las veían quedaban sorprendidos y le pedían que se las vendiera.
No obstante, considera que fue hasta los 14 años cuando tuvo un acercamiento más preciso con el arte, mismo que lo llevó a decidirse a que ese sería el camino que tomaría por el resto de su vida
"Un amigo me pidió que le pintara a su novia, lo hice en un tripie y en óleo y me lo pagó, le encantó y pensé se puede vivir de esto", narró.
Por más de 50 años, Carlos Carrizales ha hecho una incalculable cantidad de obras de pintura, escultura y moldeado en diferentes materiales, aunque ha hecho trabajos para instituciones públicas se ha concentrado en los trabajos particulares, pues asegura que lamentablemente los gobiernos tienen poca apertura para incluir a artistas que no sean de su círculo.
Su obra ha quedado plasmada en la Casa de la Cultura, Casa de Moneda y uno de sus mayores logros ha sido realizar un doblaje para la película de El Zorro, donde ganó un casting para grabar unas escenas en donde debía escribir en letra antigua con una pluma de ave.
"Trabajé para la película del zorro, hice un casting y gané hacer el doblaje de unas escenas por la papelería que aparece en la película, se tenía que escribir en letra antigua con una pluma de ave, tomando tinta de un tintero y a mano, y para mí era muy simple y gané y yo lo hice".
De la misma forma participó en una convocatoria lanzada por la automotriz General Motors pintando cerca de mil superficies en menos de una semana.
Para Carlos Carrizales cada obra lleva una parte de él, y describe que varias obras lo han marcado, por el reto que han representado el llevarlas a cabo, "una bailarina de 2.5 metros que hice, retratos y otro de una águila encima del desnudo de una mujer, en esa me tarde cerca de dos años y quedó extraordinaria, a veces pienso que debí quedarme con ella, es difícil desprenderse", confiesa.
Aunque tiene un gran número de obras, considera que el más grande de sus retos profesionales está por llegar, pues recientemente fue invitado a participar en un proyecto a nivel mundial en el que se rendirá homenaje a un artista potosino.
La Obra de Carlos Carrizales está llena de matices, pero sin lugar a dudas pasión es la palabra que mejor lo describe, debido a que una vez que inicia un nuevo trabajo no puede parar, "porque cuando empiezo un trabajo no puedo parar, me olvidó de comida, de más trabajo de gente hasta que siento que ya está terminado... pocas veces he sentido que estoy cansado haciendo mi trabajo, yo lo disfruto cada momento cada segundo y para mí es un vicio".
Los trabajos de escultura y el dibujo son sus actividades predilectas, aunque nunca ha dejado de aprender nuevas aristas del arte, actualmente práctica el dibujo en tinta china con agua haciendo creaciones de un solo trazo, se trata de una técnica japonesa que por distracción práctica diario.
Actualmente Carlos Carrizales además de realizar las obras particulares que le son solicitadas, brinda talleres a cerca de 20 alumnos, compartiendo diversas técnicas con alumnos que van desde los 8 hasta los 80 años.