Cada año, el Centro Histórico de San Luis Potosí se transforma en un escenario lleno de espiritualidad, arte y tradición con la instalación de los altares de Dolores.
Esta costumbre profundamente arraigada en la cultura potosina se remonta a siglos atrás y cada Viernes de Dolores se renueva con una fuerza conmovedora que invita tanto a locales como a visitantes a reflexionar, agradecer y celebrar.
En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL San Luis Potosí, se visitaron los puntos imperdibles donde estos altares han sido colocados y se pueden visitar de forma completamente gratuita.
En el emblemático Teatro de la Paz se encuentra uno de los altares más artísticos.
Esta colocado dentro del recinto, destaca por la incorporación de todos los elementos tradicionales: veladoras, naranjas, aguas de colores, flores moradas y blancas, así como papel picado.
En el Museo de la Máscara, además del altar lleno de flores, semillas, espejos y papel picado, se puede disfrutar de una pequeña feria de artesanías en el patio central. Ahí es posible adquirir desde pulseras hechas a mano hasta dulces típicos y carteles religiosos.
Es una excelente parada para quienes desean llevarse un recuerdo de la tradición.
Ubicada en el Jardín de San Francisco, la Secretaría de Cultura presenta un altar cuidado al detalle que convive con actividades culturales que se desarrollan en el mismo espacio.
La fusión entre arte contemporáneo y elementos tradicionales permite vivir el viernes de dolores desde una mirada más amplia, sin perder la esencia devocional.
El Palacio de Gobierno resguarda un altar monumental que es visita obligada por todos los creyentes.
Año con año, este espacio reúne a artesanos, trabajadores y visitantes que participan en su elaboración.
Las dimensiones y el detalle en cada elemento lo convierten en uno de los más impresionantes.
Dentro del mercado Hidalgo se vive una de las celebraciones más vivas.
El altar se convierte en el punto central de una auténtica fiesta a la Virgen: hay mariachi, comida típica, flores frescas y un ambiente cálido y lleno de devoción.
Comerciantes y visitantes se acercan para pedir ayuda, agradecer por milagros o simplemente convivir en comunidad.
Los comerciantes compartieron que la mayoría le son devotos a la virgen y es por eso que hoy le hacen su altar y una fiesta y lo han realizado desde generaciones atrás.
Cada uno de estos altares es una expresión única de fe y cultura popular.