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Uno de los símbolos más importantes de la historia antigua es la Apoteosis Huasteca, escultura de figura masculina que data del año 1200 d.C (después de Cristo) con origen en el municipio de San Vicente Tancuayalab y que a mediados del siglo XIX fue sustraída, por lo que actualmente es exhibida en un museo de Brooklyn, Nueva York, en Estados Unidos.
La icónica pieza tallada por los antepasados en el municipio huasteco de Cuayalab es de piedra caliza, mide 1.58 metros de altura, 67 centímetros de ancho y 27 centímetros de espesor. La escultura posee dos caras, por lo que especialistas y arqueólogos han interpretado que muestra la dualidad vida-muerte.
La Apoteosis Huasteca actualmente forma parte de las piezas que se exhiben en el Museo de Brooklyn, por lo que la Secretaría de Turismo del estado anunció que se han iniciado las gestiones ante la Federación, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para recuperar esta importante insignia de los antepasados.
Con el regreso de la Apoteosis Huasteca se pretende activar un nuevo eje para el turismo, con sitios con importantes vestigios arqueológicos como Tamtoc y Tamohi, donde se encuentran otras destacadas piezas arqueológicas, como la Mujer Escarificada y el Monolito32.
La Apoteosis: la vida y la muerte
Esta pieza pertenece al periodo posclásico tardío de la cultura Huasteca y fue realizada hacia el año 1200 d.C., la pieza muestra la dualidad de la vida y la muerte, con una figura masculina portando orejeras, tocado de abanico, una especie de falda decorada con figuras diversas en relieve y una oquedad en el vientre.
Según las interpretaciones que han hecho expertos, la escultura que plasma la “dualidad” al reverso, muestra la cara de “la muerte” a través de una figura esquelética con tocado cónico, abanico y un pectoral.
Entre sus características, los arqueólogos han destacado que tiene rasgos faciales bien delineados. En sus grandes orejas lleva orejeras redondas y los lóbulos superiores tienen forma de gancho. Sus brazos y piernas son anchos y cilíndricos y están decorados con relieves geométricos.
En la composición corporal, la distingue un dorso desnudo.
En la otra cara se distinguen los diseños labrados en la figura humana, tanto en el posterior de su brazos y piernas como del máxtlatl.
Lleva un pectoral decorado sobre el costillar abierto, y los falanges de manos y pies se aprecian con detalle. A los lados del cráneo se ven las orejeras labradas.
