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La llegada de la temporada navideña trae consigo una de las decisiones más tradicionales: elegir entre un árbol natural o uno artificial.
Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) explicó que aunque ambos tienen sus encantos, es importante analizar los aspectos ecológicos, económicos y prácticos antes de tomar una decisión.
Árbol natural: tradición y sostenibilidad
De acuerdo con la Asociación Nacional de Productores de Árboles de Navidad (NCTA) los árboles naturales son cultivados específicamente para estas fechas, lo que significa que no contribuyen a la deforestación.
Además, mientras crecen, absorben dióxido de carbono y ayudan a mejorar la calidad del aire.
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Una vez terminadas las festividades, los árboles naturales pueden reciclarse en composta o triturarse para usarse como abono, reduciendo su impacto ambiental.
Sin embargo, su desventaja radica en la corta vida útil, ya que requieren cuidados especiales para mantenerse frescos durante las semanas festivas y su transporte puede generar emisiones de carbono, dependiendo de la distancia al punto de venta.
Árbol artificial: durabilidad y conveniencia
Por otro lado, según la NCTA los árboles artificiales, generalmente fabricados con PVC y otros plásticos, destacan por su durabilidad. Un árbol bien cuidado puede durar entre 5 y 10 años, lo que representa un ahorro económico a largo plazo.
Además, suelen ser más fáciles de transportar y almacenar, y no requieren mantenimiento adicional.
No obstante, su impacto ambiental es significativo.
Según un informe del Centro para la Investigación de Energía y Medio Ambiente (CEERE) la producción de árboles artificiales genera emisiones de gases de efecto invernadero y su material plástico puede tardar siglos en degradarse.
Aunque se promocionan como una opción más económica y sostenible a largo plazo, su fabricación y transporte, en su mayoría aumentan su huella de carbono.
¿Cuál elegir: natural o artificial?
La elección depende de las prioridades de cada familia. Si el objetivo es minimizar el impacto ambiental, los árboles naturales, adquiridos en viveros locales y debidamente reciclados, son la mejor opción.
Por otro lado, si se busca una solución práctica y reutilizable, un árbol artificial de alta calidad puede ser ideal, siempre considerando su uso prolongado para compensar el impacto inicial.
Sea cual sea la decisión, expertos coinciden en que el enfoque debe estar en reducir el consumo innecesario y optar por opciones que promuevan un equilibrio entre tradición, economía y sostenibilidad.
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