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Con el cierre de otro ciclo y la llegada de 2026, muchas familias mexicanas celebran la cena de fin de año con una mezcla de tradición, sabores y rituales que se han transmitido de generación en generación.
La reunión familiar alrededor de la mesa es pieza clave de la celebración del nuevo año donde los preparativos culinarios y los símbolos de buena suerte se combinan en una noche de fiesta y significado.
Uno de los momentos más emblemáticos de la cena de Año Nuevo es el ritual de las 12 uvas de la suerte, que consiste en comer una uva por cada campanada que marca la medianoche, al tiempo que se pide un deseo por cada mes del año venidero.
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Esta práctica, que tiene sus raíces en una tradición española popularizada a principios del siglo XX, es abrazada por millones de familias mexicanas como un amuleto de buenos augurios para el año entrante.
Las personas suelen ponerse lencería del color que por su significado quieren atraer para el siguiente año, rojo si es amor, dinero si amarillo o negro si es pasión.
En torno a la mesa, los menús varían entre los hogares potosinos, pero comparten el espíritu de celebración y abundancia. Platos como bacalao, pavo, pierna de cerdo horneada, pozole y tamales suelen formar parte de la cena especial que se sirve en la noche del 31 de diciembre, reflejando tanto influencias culinarias nacionales como preferencias locales de muchas familias.
La preparación de estos alimentos no es solo una tarea culinaria, sino también un acto de convivencia familiar que a menudo involucra a varias generaciones colaborando en la cocina desde horas anteriores.
El ponche de frutas, caliente y especiado, acompaña típicamente la velada, brindando calidez y simbolizando unión entre quienes comparten la mesa mientras esperan el conteo final hacia el nuevo año.
El brindis con sidra o vino espumoso y los abrazos al sonar las campanadas sellan el momento, marcando un inicio de año lleno de expectativas y buenos deseos, más allá de la comida y los rituales.
Después de las uvas, la cena y el brindis algunas familias suelen salir a dar una vuelta a la calle con sus maletas en mano para manifestar viajar todo el año que entra.
Así, la cena de Año Nuevo en San Luis Potosí refleja no solo sabores y costumbres compartidas, sino también una celebración de esperanza, gratitud y la importancia de la familia, pilares que acompañan a los potosinos al dar la bienvenida a un nuevo ciclo.
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