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El sueño de un grupo de científicos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) ocasionó, en 1957, el nacimiento del primer programa aeroespacial de México, pero la falta de recursos y trabas de la burocracia impidió que siguiera creciendo. A este proyecto se le conoció como Cabo Tuna, su objetivo era el lanzamiento de cohetes con fines de investigación científica.
El Instituto de Física de la UASLP debe sentir orgullo al ser casa del grupo científico aeroespacial más avanzado en el país.
Además, los fundadores del programa pueden ser considerados visionarios a nivel mundial, pues, su trabajo inició un año antes a la fundación de la NASA (1958) y contemporánea al lanzamiento del Sputnik 1 (4 de octubre de 1957).
Aunque oficialmente el programa inició actividades con el lanzamiento del cohete Física 1, el 28 de diciembre de 1957, los trabajos tenían más de un año previo.
Cabo Tuna era vanguardista en esa época, sin su aparición el rezago de investigación espacial de nuestro país sería aún mayor y quizá la creación de la Comisión Nacional del Espacio Exterior, jamás hubiera ocurrido.
¿Qué pasó con Cabo Tuna?
La historia aeroespacial mexicana comenzó con la creación del programa ‘Cabo Tuna’, durante dos décadas logró avances significativos y se habló de establecer una base nacional de la comisión, pero la falta de recursos y una decisión del gobierno la frenó.
En el libro "Cabo Tuna: una aventura aeroespacial en San Luis Potosí", del doctor e investigador de la UASLP José Refugio Martínez Mendoza aborda que tras el éxito de la puesta en órbita del cohete se invitó a los integrantes de este programa a realizar experimentos.
Las autoridades y otras universidades los buscaron y se planteó aprovechar los cohetes para generar lluvias mediante la detonación de cargas en el seno de las nubes, así como apoyar la investigación en las altas capas de la atmósfera.
Jamás se dio la cara para explicar los motivos para frenar esta aventura aeroespacial, siendo en 1972 cuando se lanzó el Filoctetes II, el último cohete emanado de Cabo Tuna.
“Cabo Tuna abrió la puerta para que México entrara a la investigación espacial. Se creó la Comisión Nacional del Espacio Exterior, en los años 70 la comisión desapareció por decreto presidencial. Fue un tema de burócratas y no de científicos”.
No está olvidado
Sin importar las trabas, el equipo siguió de manera independiente sus investigaciones.
En 2020 el grupo informó del lanzamiento de prueba del cohete aeroespacial Fénix 1-2.
El encargado del proyecto Cabo Tuna, José Luis Arauz Lara, señaló que "la intención es desarrollar mayor capacidad para realizar lanzamientos hacia el espacio exterior desde territorio nacional, lo que abre la posibilidad de efectuar experimentos a gravedad cero y poner en órbita satélites de telecomunicaciones".
Se puede decir que Cabo Tuna se niega a morir y busca nuevos éxitos.
Además, San Luis Potosí puede estar orgulloso por ser un referente de programas aeroespaciales en México y con los avances en investigación permitirán que en próximos años se puedan lanzar artefactos al espacio con tecnología propia, algo que muy pocas naciones pueden presumir.