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El Xantolo o fiesta de los muertos es una de las celebraciones más sagradas e importantes de la Huasteca Potosina, en donde se conmemora la memoria de los que han pasado a mejor vida y cada año su espectáculo está lleno de color, misticismo pero sobretodo de música y danza.
Para ello las comparsas o "parrandas" son las encargadas de todo ese espectáculo, unen el baile, música y el uso de máscaras par tomar las calles e interpretar su personaje bajo la máscara presta el cuerpo para el regreso del alma de los difuntos.
Se trata de todo un ritual, se reúne a todo un pueblo para bailar y festejar, pero también su danza es un ceremonial que materializa todo lo que está detrás de una máscara Xantolo.
El antropólogo Luis Enrique Zapata Avendaño, encargado del Resguardo de Bienes Culturales Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) San Luis Potosí, explicó que todo este carnaval festivo de comparsas Xantolo representa “donde los muertos danzan con los vivos” en un desplegado bien organizado para recibirlos “es una fiesta que recibe a los muertos”.
Como indica la creencia popular, en el Día de Muertos el alma de quienes han dejado este mundo tienen permiso de volver y visitar el mundo de los vivos, y es durante esta danza-carnaval que las ánimas acompañan y celebran.
En este sentido, la danza se convierte en un acto de comunión, donde los muertos se unen a las comparsas durante la fiesta de las ánimas y llegan mediante el zapateado y al ritmo de sones y huapangos muy característicos de la huasteca potosina.
Otro elemento importante son las máscaras y disfraces que se incluyen. Según la tradición, las mascaras de Xantolo se usan para que las almas se escondan de la muerte mientras conviven con los vivos durante los días 1 y 2 de noviembre.
“La danza y la transformación que se asume al usar estás máscaras es parte del ritual en honor a los que regresan del Mictlán. Danzar mientras se usa una máscara Xantolo simboliza todo el misticismo que une a un pueblo y cree en su fuerza, transformación y el espíritu que la envuelve” explicó Avendaño.
Incluso, previo a la toma de calles con el baile que realizan los comparsas, hay una ceremonia previa porque “las máscaras deben estar listas para ser bailadas” y esto consiste en una serie de rituales antes de salir a las calles. Además, una vez que “se bailan las máscaras” se quedan a cargo de esa persona, explicó el antropólogo del INAH.
“Esto inicia con la preparación de la máscara, con la selección de los materiales para hacerla, después es el proceso de elaboración que en sí, es el tallado de la madera o manipulación de los materiales y la pintura. Una vez terminadas comienza un ritual de velación de máscaras y la subida de máscaras, estos rituales se hacen de manera interna en las comunidades huastecas y son muy específicas de cada lugar”.
Cuando están listas, la danza comienza y los comparsas serán los encargados de toda la representación teatral de esa recepción para los muertos y así, éstos personajes esperan su turno para bailar y zapatear sones huastecos, en compases simples, en círculo o formando dos filas donde paso a paso se coordinan al ritmo de la música.
Durante el paso de la comparsa en las calles o plazas, la bulla de los espectadores no se hace esperar, el público aplaude, chifla o se asombra por los personajes, sus trajes y las máscaras que portan.
Los huehues con una botella de jobito o mezcal en mano invitan a la gente a disfrutar de la música y la danza durante largas horas hasta caer la noche.
Existen personajes en una comparsa que no pueden faltar, pero en lo que refiere a las fiestas del Xantolo y sus coloridas máscaras artesanales, hay varios personajes que son recurrentes, como el Cole, quien representa a la autoridad del pueblo; la pareja de ancianos, que representa la sabiduría; el comanche, que es el guerrero del pueblo; el cominito, que es en honor a la inocencia de la niñez; la muerte o la parca, quién simboliza a la que decide el momento de nuestra partida; la mujer embarazada, que representa una nueva vida; el vaquero, quien se le atribuye ser el guía de dónde se bailará, y los diablos, rojos o negros, que representan la enfermedad, la maldad y todo lo malo.
Las fiestas de Día de Muertos en México son fechas muy especiales en las que se dedica un tiempo muy íntimo para reflexionar sobre el fin de la vida y recordar a los seres queridos que han fallecido, y en ese contraste entre la vida y muerte, la música y baile también forman parte de los homenajes a la memoria de quienes ya no están.
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