Conoce al héroe de la Independencia nacido en SLP que fue colgado en la Alhóndiga de Granaditas

Más de San Luis | 13-09-25 | 10:32 | Actualizada | 13-09-25 | 10:32 |

Fabiola Hidalgo

En el marco de las celebraciones patrias de este 2025, San Luis Potosí se llenará de música, colores y orgullo. Las plazas y calles de municipios como Soledad, Villa de Pozos y la capital potosina se preparan para conmemorar el inicio de la Independencia de México.

Pero entre el ruido de los cohetes, los antojitos y la música regional, es vital recordar a los verdaderos protagonistas de esta gesta histórica. Uno de ellos es José Mariano Jiménez, ingeniero de minas, militar insurgente y mártir de la libertad.

Nacido en la ciudad de San Luis Potosí el 17 de agosto de 1781, Jiménez destacó no sólo por su valentía en el campo de batalla, sino por su ética, su visión de justicia y su profundo sentido de responsabilidad cívica. Su vida fue breve, pero su legado, eterno.

Foto: diputados.gob.mx

Mariano Jiménez era un joven brillante. Se formó académicamente en el prestigioso Real Colegio de Minería en la Ciudad de México, una institución que simbolizaba el conocimiento ilustrado de su tiempo. Tras obtener su título de Ingeniero de Minas, se estableció en Guanajuato, donde poco tiempo después contraería matrimonio.

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Pero el destino lo llevó por un camino distinto: en septiembre de 1810, al escuchar el llamado del cura Hidalgo, dejó la seguridad de su carrera y vida personal para unirse a la causa insurgente. Lo hizo, como él mismo dijo, "no por influencia externa, sino por convicción personal".

Foto: Wikipedia.

Su talento fue rápidamente reconocido. Hidalgo lo nombró Coronel y más tarde Teniente General, confiándole la vanguardia del ejército insurgente y el mando de la artillería.

Participó activamente en la Batalla del Monte de las Cruces, una de las más importantes de la primera etapa de la guerra. Su pericia técnica en el manejo de la artillería fue determinante para la victoria. Posteriormente, enfrentó a las fuerzas realistas en Aculco, Guanajuato, y más adelante en la estratégica campaña del norte, donde derrotó al coronel Antonio Cordero en Agua Nueva, una de sus gestas militares más destacadas.

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Foto: Memoria Política de México.

En una época marcada por la violencia y los abusos de ambos bandos, Jiménez se distinguió por su respeto a la población civil y a los prisioneros de guerra. Tras su victoria en Agua Nueva, liberó a soldados y civiles realistas, dándoles pasaportes para regresar a sus hogares. Este gesto de humanidad, raro en aquella época, lo convirtió en un personaje aún más admirable y respetado.

Foto: México es Cultura.

En marzo de 1811, acompañando a Hidalgo en su intento de llegar a Estados Unidos, fue capturado en las norias de Baján, Coahuila. Junto a Hidalgo, Allende, Aldama y otros líderes, fue trasladado a Chihuahua, donde fue sometido a juicio, condenado y fusilado el 26 de junio de 1811, a los apenas 22 años de edad.

Como símbolo de advertencia, su cabeza fue colgada en una jaula en uno de los ángulos de la Alhóndiga de Granaditas, junto con las de Hidalgo, Allende y Aldama. Allí permaneció por más de una década, hasta que fue recuperada y llevada a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México tras consumarse la independencia.

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A pesar del tiempo y del olvido de algunos, San Luis Potosí no ha dejado de honrar a su hijo ilustre. Una estatua en su honor, colocada junto a la de otros héroes nacionales, recuerda la grandeza de un joven que vivió con pasión, peleó con dignidad y murió por una idea: la libertad.

Mariano Jiménez no fue un militar de carrera, ni un caudillo oportunista, fue un civil ilustrado, un profesional comprometido y un insurgente por convicción, cuya juventud no impidió que demostrara liderazgo, valentía y humanidad.

Foto: Instagram @Pirex.

Mientras los potosinos celebran las Fiestas Patrias con música, verbenas, desfiles y fuegos artificiales, es necesario detenerse un momento a reflexionar sobre figuras como la de Mariano Jiménez, quien con tan sólo 22 años dejó huella imborrable en la historia de México.

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Su vida es ejemplo de que la lucha por un país más justo no siempre se hace con armas, sino también con principios, preparación y convicción profunda.

Hoy, más que nunca, recordar a Jiménez es reafirmar el compromiso con los valores que dieron origen a nuestra nación.