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En un pequeño taller ubicado en el centro histórico de San Luis Potosí, el laudero Daniel Guzmán Vargas da vida a un sinnúmero de instrumentos de cuerda, no sólo mediante su fabricación y reparación, sino también a través de la enseñanza de este arte a nuevas promesas de la laudería.
Al entrar en este recinto, cuna del nacimiento de más de 30 instrumentos diferentes de diversas temporalidades, es imposible no percibir el amor a la madera, a la música y a la construcción de instrumentos que, de no ser reproducidos por lauderos como Daniel, sus melodías sólo existirían en la imaginación.
En entrevista para EL UNIVERSAL San Luis Potosí, Daniel Guzmán, proveniente de la Ciudad de México y con más de 50 años de experiencia, detalló la importancia de su labor, así como la historia de su adentramiento en este oficio que permite a los músicos interpretar infinidad de obras.
Por influencias musicales de su madre y su abuelo, así como el interés por la reparación y la mecánica por parte de su padre, Daniel construyó su primer instrumento musical a los 19 años. A partir de esto, un amigo lo invitó a estudiar en la Escuela de Laudería ubicada, en aquél tiempo, en el Conservatorio Nacional de Música, donde aprendería a fabricar violines.
Sin embargo, su pasión por la construcción de instrumentos no quedó ahí y, con el paso del tiempo, aprendió a realizar más de 30 instrumentos de cuerda diferentes, los cuales datan desde el medioevo (siglo XIII y XVI) y hasta la actualidad (siglo XX), por lo que en su catálogo podemos encontrar gran variedad de instrumentos, como guitarras barrocas, guitarras y vihuelas renacentistas, laúdes barrocos, tiorbas, guitarras modernas, entre otros.
“Siempre la música antigua me gustó mucho y bueno en esa época, o sea, a los 20 años, quizás 21, hice la primera guitarra barroca. Y de ahí pal´ real, me empezaron a encargar otros y así. Primero era lo que yo entendía y después te vas dando cuenta de que una guitarra barroca, una vihuela renacentista, no son como una guitarra moderna, que son maderas gruesas. Porque son otros requerimientos musicales. Antes no había salas de concierto, esas empiezan en el siglo XIX, finales del XVIII.”
Posteriormente, aproximadamente a los 30 años, comenzó a aprender la reparación de instrumentos no sólo de cuerda, sino de órganos. Señaló que los dos instrumentos más antiguos con los que le ha tocado trabajar son un clavicordio y un órgano tubular, ambos originales de entre 1700 y 1730.
Música antigua, un arte que cada vez tiene más fuerza
Al taller de Daniel, asisten alumnos de la carrera de Restauración y personas que tienen interés en aprender el arte de la laudería, así como músicos que desean tener una restauración de su instrumento de buena calidad, la construcción de un instrumento moderno o, también, aquellos que desean adentrarse en el arte de la interpretación de melodías de épocas antiguas.
“Son músicos que inicialmente tocaban música clásica y que se van interesando por tocar música barroca, inicialmente, o renacentista, las dos. Y ahorita ya hay cada vez más en Europa, es un movimiento impresionante. En México ya empieza a ser bastante pesado ese movimiento. Y son los que me han ido encargando. Entonces, muchos músicos mexicanos que están en eso son los que me encargan, y no es que haga… no es fábrica, tampoco. No es que haga miles de instrumentos así en el año… pero sí me encargan y también me han encargado de Europa.”