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Doña Molle, la cocinera que convirtió su puesto de molletes en un sitio de tradición en SLP

Por 28 años, los molletes de la señora Fabiola, conocida como Doña Molle, se han posicionado como los favoritos a nivel local, y hasta un atractivo gastronómico para los visitantes nacionales y extranjeros

Un día de 1995 a Fabiola Rendón se le ocurrió vender molletes como los preparan en las kermés escolares de San Luis Potosí. Foto: Xochiquetzal Rangel
29/10/2023 |11:30
Xochiquetzal Rangel
Reportera multimedia en San Luis PotosíVer perfil

De a diez pesos, suaves y tostaditos. Todos los días de 5:00 de la tarde y hasta las 11:00 de la noche a un costado de la Catedral de la capital de San Luis Potosí, una mujer alegre vende molletes fríos, preparados con frijoles naturales, queso molido, crema, lechuga y jitomate. Este pequeño manjar que se ha vuelto tan popular que quien llega a San Luis Potosí y no los prueba, es porque nunca visitó el estado.

Detrás de esta sencilla, pero gran oferta gastronómica, que ha posicionado la capital potosina a nivel internacional, se encuentra Fabiola Rendón Vázquez, quien ha sido bautizada por las y los potosinos como “Doña Molle”, muy conocida por sus ya 28 años ininterrumpidos de elaboración y venta de molletes.

Foto: Xochiquetzal Rangel

Para Fabiola, el ser nombrada con el apodo de Doña Molle, en un inicio se le hacía extraño y no le agradaba del todo ser conocida de esa forma; sin embargo, con el paso del tiempo entendió que su sobrenombre era en forma de cariño y de ser reconocida por su trabajo.

“Como que ya siento el cariño de las personas que me identifican más como Doña Molle. Cuando vengo por la calle con mi carrito de molletes me gritan ¡adiós Doña Molle! y como que ya me acostumbre. Sí me gusta”, contó.


Los inicios de este icónico negocio


Un día de 1995 a Fabiola Rendón, según comentó, se le ocurrió vender molletes como los preparan en las kermés escolares de San Luis Potosí, pues a las y los potosinos les gusta el sabor de la fusión del queso, la crema, los frijoles y las verduras, al morder los pedazos de bolillos partidos a la mitad.

Ese día salió de su casa rumbo al Centro Histórico del municipio de San Luis Potosí, cargada de 18 molletes, pues sus primeras dos clientas fueron sus hijas quienes aprobaron el sabor y le desearon una venta exitosa. Desde el inicio, Doña Molle se situó en el pasaje de la calle Manuel José Othón, frente a una farmacia local, pues desde entonces pensó que quienes quisieran comprar un refresco, podrían hacerlo en el comercio frente a ella.

“Se me ocurrió, dije aquí pasa gente, está la farmacia, a todos los jóvenes se les antoja un mollete (…). Inicié (la venta de molletes) con un costo de 1 peso, para darlo a un precio accesible, porque la mayoría de las personas que pasan por aquí son estudiantes y personas que trabajan, los ingresos son pocos”, indicó.

Foto: Xochiquetzal Rangel

Con el paso del tiempo fue incrementando poco a poco el precio de los molletes hasta llegar a venderlos a 10 pesos en la actualidad, un precio que sigue siendo bajo en comparación con otros productos similares que se ofertan en la zona.

Su negocio es completamente familiar, y hoy en día la elaboración es de hasta 240 molletes que lleva todos los días para vender. En la labor participan su esposo, ella y sus nietos, aunque ocasionalmente si el trabajo de sus hijas lo permite, también ellas le apoyan.

Durante 28 años ha alimentado y hecho felices a potosinos con su comida, pero también el éxito ha llegado a nivel internacional, pues sus molletes han enamorado a extranjeros que, curiosos se paran a ver su puesto de comida callejera y probar el manjar hecho con manos potosinas.

Pese a la fama y reconocimientos que ella y su familia han recibido, dijo sentirse como una persona normal, aunque orgullosa de su trabajo.

“Nunca pensé que al preparar un sencillo pedazo de bolillo con frijolitos y lechuga -como es un mollete- las personas y los chavos fueran a reconocerme como ellos dicen muy famosa. Yo me siento igual, me siento que soy la misma.

"Me siento muy contenta de escuchar las palabras y los elogios, es lo que llena mi vida.

"El escuchar esas palabras me alientan a echarle más ganas, de levantarme y decir hoy voy a trabajar, el trabajo, mi familia, incluyendo a los nietos, lo hacemos con mucho amor”, cuenta.

Sin embargo, el reconocimiento de la misma clientela, ha permitido que otras personas acudan a su puesto a probar y enamorarse de sus molletes, aunque lo que más le gusta es el poder convivir con la gente y platicar con ellos.

Foto: Xochiquetzal Rangel

Los molletes de la señora Fabiola se encuentran en el Centro Histórico de San Luis Potosí, en la calle Manuel José Othón, a un costado de la Catedral Metropolitana del estado. En su pequeño puesto no hay trato preferencial o especializado, pues ella atiende con gusto a clientes nuevos y comensales de muchos años.