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En lo profundo del sur potosino, entre cerros, magueyes y antiguos caminos, se encuentra El Bernalejo, una pequeña comunidad ubicada en Santa María del Río que, año con año, protagoniza uno de los fenómenos más cautivadores del invierno.
En esta zona se levanta un arco de piedra construido por pueblos originarios que observaron el firmamento con asombrosa precisión. No es un vestigio cualquiera: es un marcador solar alineado con el solsticio de invierno.
Cada 21 de diciembre, cuando el sol aparece por el horizonte, un rayo dorado atraviesa el centro del arco con exactitud milimétrica, anunciando el inicio de la estación invernal. Es el día más corto y la noche más larga del año, un momento que antiguas culturas consideraban sagrado por simbolizar el renacimiento de la luz.

Un rito natural en el corazón de Santa María del Río
En El Bernalejo, esta fecha no pasa desapercibida. Antes del amanecer, los habitantes se reúnen alrededor del arco para encender fuego, danzar y agradecer. Cuando el sol cruza la piedra y proyecta su luz hacia el valle, la comunidad reconoce que algo especial ha ocurrido: el invierno ha llegado.
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Quienes visitan el lugar aseguran que el ambiente se transforma. Algunos hablan de sonidos que parecen surgir de las piedras, otros dicen ver sombras moviéndose entre los cerros. Lo cierto es que el entorno, a más de 2 mil metros de altitud, ofrece un escenario natural perfecto para comprender la importancia de los ciclos solares y su relación con las antiguas tradiciones.

El significado detrás del solsticio de invierno
Aunque el evento atrae por su misticismo, su explicación está en los movimientos de la Tierra. La inclinación del planeta hace que en diciembre el hemisferio norte se aleje ligeramente del Sol, provocando días más breves y noches prolongadas. Por ello, mientras países como México reciben la temporada invernal, en el hemisferio sur viven el verano.
Para culturas agrícolas, como las que habitaron antaño esta región de San Luis Potosí, marcar el solsticio no era solo un acto ceremonial, sino una forma de anticipar los cambios de temporada y organizar las labores del campo. Esa relación entre cielo y tierra sigue siendo fundamental para comprender los ritmos naturales que sostienen la vida cotidiana y la producción alimentaria.
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Santa María del Río: historia, tradición y paisajes
Visitar El Bernalejo implica adentrarse en uno de los municipios más emblemáticos del estado. Santa María del Río, fundado en 1589 por guachichiles y otomíes, es reconocido por su tradición textil, especialmente por el rebozo, declarado Patrimonio Cultural Intangible. Sus talleres artesanales, haciendas históricas, manantiales de aguas termales y su gastronomía típica complementan la experiencia de quienes buscan un recorrido cultural y natural.
La comunidad de El Bernalejo, con su entorno montañoso y sitios como la Peña de la Santa Cruz, el Cerro del Gavilán o la Presa del Rincón, ofrece una oportunidad para explorar la región desde una perspectiva distinta: la de un pueblo que conserva memoria, espiritualidad y paisaje.

Un destino emergente para viajeros curiosos
Mientras en otras partes del mundo construcciones alineadas con los astros atraen a numerosos visitantes, El Bernalejo comienza a posicionarse como un referente local para quienes buscan experiencias auténticas. El fenómeno del solsticio está despertando el interés de turismo cultural, astronómico y de naturaleza, convirtiéndose en un punto clave para explorar el sur potosino.
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