En el corazón del Centro Histórico de la capital potosina existe un pasaje peatonal donde es posible escapar de la rutina y del ajetreo de la ciudad, ideal para recorrer y visitar en pareja.
Entre la Avenida Venustiano Carranza y la calle Francisco I. Madero, se encuentra este tranquilo lugar envuelto por enredaderas y plantas que trepan por las paredes, puertas y muros de adobe o ladrillo.
Este rincón también atesora una vieja historia, se cuenta que antes de abrir este pasillo, existía una pulquería llamada “El Cariño” que era atendida por la señora Isabela Bedolla, a quien acudían desafortunados para curar su mal de amores.
Una riña en establecimiento dio pauta para que se clausurará el lugar y se abriera el callejón de extremo a extremo.
Actualmente permanece un rotulado sobre un muro del pasaje para dejar registro del imaginario e historia que conserva el sitio.
El pasadizo de 100 metros de longitud y 5 metros de ancho es uno de los callejones más entrañables y queridos por los capitalinos que transitan por él antes de llegar a la transitada Avenida Carranza y su paralela.