La mina de Santa Ana es la memoria viva de un pueblo que alguna vez ostentó el título de "la capital mundial de la plata".
Ubicada en comunidad de La Luz, dentro de la sierra de Real de Catorce, este imponente complejo minero fue el corazón y motor económico de toda la región durante más de un siglo.
Adentrarse en la mina de Santa Ana es emprender un recorrido histórico fascinante. Al llegar, serás recibido por el mismo transporte que los mineros utilizaban para mover el mineral antes de sumergirse en las entrañas de la mina, alcanzando una profundidad aproximada de 2 kilómetros.
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Fundada en el siglo XIX, Santa Ana escaló rápidamente hasta convertirse en una de las explotaciones mineras más cruciales del país.
La relevancia de esta mina era tal que el expresidente Porfirio Díaz inauguró personalmente la maquinaria a finales del siglo XIX. Si decides visitar la Hacienda de Santa Ana, podrás conocer a detalle "La Casa Grande", la señorial casona donde se hospedó el presidente.
Hoy, esta residencia se conserva como el Museo Minero Hacienda de Santa Ana, un espacio que alberga maquinaria, herramientas, vagones y estructuras que aún cuenta las historias de vida de miles de mineros.
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Según los historiadores, el complejo contaba con bombas de vapor, malacates eléctricos, talleres, casas de administración y vías férreas, elementos que simbolizaban el progreso de la época.
Lamentablemente, con el paso de los años, el fulgor de las minas potosinas comenzó a decaer debido al agotamiento de las vetas, las inundaciones y los socavones.
El golpe final llegó en 1991, cuando la caída del precio internacional de la plata obligó a la mina de Santa Ana a cesar sus operaciones. Fue la última en resistir en Real de Catorce, marcando el fin de una era dorada.