En el corazón de la Sierra Gorda, lejos del bullicio y las olas del famoso puerto guerrerense, se esconde Santa María Acapulco, una comunidad indígena pame que forma parte del municipio de , al sureste del estado de San Luis Potosí. Rodeado de montañas y cañadas, este sitio debe su nombre al fervor mariano de su templo y a la palabra “Acapolco”, que significa “lugar donde hay cañas grandes”.

Este Acapulco no tiene playa, pero guarda en su esencia una riqueza cultural, espiritual e histórica que lo convierten en uno de los secretos mejor guardados del en México.

¿Por qué Santa María Acapulco es un destino con historia?

Santa María Acapulco es mucho más que un nombre curioso. Fundado como misión franciscana en el siglo XVIII, su templo y comunidad fueron clave en el esfuerzo evangelizador de la Sierra Gorda. Fray Junípero Serra y otros frailes dejaron huella en esta región, al igual que en las misiones de Jalpan y Tancoyol, hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Aunque menos conocida, la misión de Santa María Acapulco es una joya arquitectónica. El templo conserva una nave de planta rectangular, retablos barrocos, pintura mural, esculturas del siglo XVIII y una cubierta hecha con técnicas tradicionales indígenas. Todo esto fue rescatado tras un devastador incendio y restaurado con una inversión superior a los veinte millones de pesos.

Hoy, es uno de los centros religiosos más importantes para los de la región, que siguen celebrando aquí sus rituales, procesiones y rezos, muchos de ellos en su lengua originaria.

¿Qué tradiciones mantienen viva la identidad pame?

En Santa María Acapulco, la cultura indígena no es una pieza de museo, es la vida diaria. Las festividades como el 15 de agosto, día de la Asunción, y el 4 de octubre, San Francisco de Asís, reúnen a toda la comunidad en celebraciones donde hay danzas tradicionales, procesiones por el camino de las catorce estaciones y oficios religiosos en lengua pame.

La Semana Santa es particularmente conmovedora en esta localidad. Durante esta fecha, se “activan” todos los elementos patrimoniales: las esculturas policromadas del siglo XVIII, los libros litúrgicos coloniales y las procesiones nocturnas que recorren el atrio y los caminos rituales. Este momento, más que turístico, es un testimonio vivo de resistencia cultural.

¿Qué más se puede explorar en Santa Catarina?

Además del patrimonio misional, los visitantes pueden explorar paisajes únicos como el Volcán de los Panales, El Manantial de los Anteojos o El Pie de Cristo. Estos parajes son poco conocidos, pero con una belleza natural que sorprende a quienes se aventuran fuera del mapa convencional.

En cuanto a , los sabores locales incluyen platillos como el picadillo, cabrito al vapor, chorizo y asado de puerco; mientras que para los más dulceros, hay y dulces de calabaza o biznaga. Y para cerrar con broche de oro, un buen champurrado o atole de arroz.

¿Por qué vale la pena visitar el "otro Acapulco"?

Santa María Acapulco no tiene mar, pero tiene memoria. No hay hoteles de lujo, pero sí una hospitalidad comunitaria que acoge con calidez a quien llega con respeto. No es un destino comercial, y justo por eso, es una experiencia auténtica.

Visitar este lugar es mirar el México profundo, donde las montañas cuentan historias, las iglesias son guardianas del tiempo y las lenguas originarias siguen vivas. Aquí, entre la neblina de la sierra y el eco de los rezos pames, se descubre una forma distinta de hacer : más consciente, más humano, más real.

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