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Ubicado en la comunidad de Capulines, a solo 10 kilómetros de la capital de San Luis Potosí, se encuentra el Santuario del Desierto de Nuestra Señora de Guadalupe, un edificio con 290 años de antigüedad que es considerado por los fieles creyentes como un tesoro cultural y espiritual.
En un valle rocoso y solitario del poniente de la ciudad, el Santuario se alza como un oasis en el desierto, rodeado de una aridez que contrasta con la belleza y la serenidad del lugar.
En su origen, el Santuario comenzó como una humilde ermita en 1613, construida por el padre Juan Barragán en el desierto potosino, bajo la advocación de San Juan Bautista.
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Sin embargo, con el paso del tiempo, se convirtió en un destino de peregrinaciones y en 1735 se erigió el actual Santuario, que sigue siendo un lugar sagrado para los peregrinos que acuden a agradecer por las bendiciones recibidas a lo largo del año.
El Santuario es un lugar de peregrinación para muchos fieles que buscan un momento de reflexión y conexión con la divinidad. La devoción a la Virgen de Guadalupe es palpable en cada rincón del templo, y la historia y la tradición se respiran en cada piedra y cada imagen.
La iglesia es un destino imperdible para aquellos que se apasionan por la historia, la arquitectura y la fe, ya que después de tres centurias sigue siendo un lugar emblemático de encuentro y devoción para los fieles seguidores de la Virgen.
Este 12 de diciembre es una de las fechas en las que la conocida iglesia del desierto recibe a miles de devotos que acuden fielmente a dar gracias a la virgen que guarda este templo.
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