El escenario puede resultar increíble, en la capital potosina entre kilómetros de zonas residenciales, negocios y edificios aún resaltan algunas huertas que se han mantenido en pie ante la constante urbanización de la ciudad.
Julián Jiménez es uno de los productores de estas "huertas citadianas" y quién reconoce que en su labor lleva también una gran herencia, ya que desde los tiempos de su tatarabuelo su familia ha producido huertos frutales en un espacio que ahora se halla casi oculto detrás del Edificio Torres Corzo, cerca del Río Santiago.
"Tú podías caminar de aquí a Pedro Moreno sobre las huertas, aquí había peras. Nosotros teníamos duraznos, pues era otra otro tipo de vida, un paraíso", contó el productor en entrevista para EL UNIVERSAL San Luis Potosí.
A su memoria vienen los años 1900 cuando las huertas aún cubrían una gran extensión del territorio, desde Tequis hasta Pedro Moreno, terrenos que por su cercanía con el Río Santiago se convertían en una buena zona para cultivar todo tipo de hortalizas.
"Después se fueron terminando las huertas, porque empezaron a hacer colonias y a mucha gente le molestaban los animales", explicó.
Julián aprendió el oficio de productor gracias a su padre, y aunque hoy sólo dedican la huerta para sembrar maíz y consumirlo entre la familia, en épocas especiales como Día de Muertos, aprovechan la tierra para sembrar la flor de cempasúchil y venderla.
"A veces no es rentable para nosotros, sin embargo, (es grato) el estar produciendo algo de oxígeno para todos nosotros. El hábitat (...) si escuchas algunos cotorros todavía andan por ahí y algunas otras aves vienen a alimentarse, es lo único que queda, porque desgraciadamente los parques ya no tienen tanta agua", finalizó.