En San Luis Potosí, pocas delicias evocan tanto la tradición como las gorditas dulces, también conocidas como condoches. Este pan típico del altiplano mexicano combina el sabor del maíz con el aroma del trigo, el toque del horno de barro y el cariño familiar que acompaña su preparación.
Su origen se remonta a la época colonial, cuando el trigo llegó a México y se fusionó con la herencia culinaria indígena. Desde entonces, los condoches se han mantenido como un emblema de la gastronomía potosina, presentes en celebraciones, ferias y desayunos de domingo.
Las gorditas dulces potosinas se preparan con una mezcla de masa de maíz y harina de trigo, enriquecida con mantequilla, azúcar, coco rallado o canela. Algunas versiones incluyen piloncillo, anís o nueces, logrando una textura suave y un sabor que recuerda a los hornos de leña de las casas rurales.
En comunidades como Margaritas o Mexquitic, la preparación de estas gorditas es un ritual que reúne a la familia: desde calentar el horno de barro hasta disfrutar el primer pan recién salido, dorado por fuera y esponjoso por dentro.
Aunque también existen versiones saladas de este platillo e incluso con rellanas de guisos tradicionales, predominan las versiones dulces.
Lee más: Los pueblitos otoñales de San Luis Potosí ideales para visitar en noviembre
Dentro del mercado Hidalgo, el puesto del señor Lorenzo es uno de los más recomendados por los habitantes. Sus gorditas se hornean al momento y destacan por el equilibrio entre lo crujiente y lo suave. Se ofrecen con rellenos de nata, frijol, mole o piloncillo, ideales para acompañar con un café de olla.
Afuera del mercado, frente a la Clínica 45, también se encuentran varios puestos muy populares entre los potosinos.
En los alrededores del Auditorio Miguel Barragán y el CECATI, los puestos de gorditas al horno son parte del paisaje cotidiano. Generaciones de estudiantes las recuerdan como el antojo infaltable de la hora del recreo.
También cerca del COBACH 01 y la Escuela Genoveva Rivas Guillén, en el barrio de San Miguelito, se conserva la costumbre de vender gorditas dulces por las mañanas.
En la esquina de Tomasa Esteves y Melchor Ocampo, un puesto local es famoso por su salsa picante y el toque casero de sus gorditas. Otro punto clásico son las de “El Chato”, en Ponciano Arriaga e Insurgentes, donde las gorditas doradas y bien rellenas se han ganado su fama entre los vecinos del eje vial.
Y si lo tuyo es la tradición religiosa, las de la Calzada de Guadalupe, vendidas cerca del santuario, son perfectas para acompañar una caminata con atole caliente.
En la Colonia 21 de Marzo, “las de la tía Mago” son muy buscadas por su masa esponjosa y rellenos generosos. En San Luis Rey y el Saucito, las versiones locales mezclan lo dulce y lo salado, en un ambiente vecinal que mantiene viva la tradición. En Escalerillas, las gorditas recién salidas del horno conservan el auténtico sabor de pueblo.
A solo unos minutos de la capital, Mexquitic de Carmona es considerado por muchos como la meca de las gorditas de horno. Cada domingo, frente a la iglesia o en la Colorada, las familias ofrecen gorditas recién horneadas, con rellenos de nata, piloncillo o chile rojo.
El aroma a leña y maíz tostado anuncia que aquí se encuentra la esencia del sabor potosino.
Más que un simple pan, las gorditas dulces representan una historia viva de San Luis Potosí. Su preparación artesanal, transmitida de generación en generación, mantiene el espíritu de comunidad y el amor por la cocina tradicional.
Degustarlas es saborear un pedazo de la herencia cultural potosina, donde el horno, el maíz y la convivencia siguen siendo el corazón de la gastronomía local.