Fue hace 178 años cuando se entonó por primera vez el actual Himno Nacional mexicano, el autor de la letra es el poeta potosino Francisco González Bocanegra, quien ganó el concurso que se lanzó el 12 de noviembre de 1853 por el ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio del gobierno del general Antonio López de Santa Anna.

En la convocatoria nunca se habló sobre si los ganadores de la letra y música recibirían un estímulo económico por su trabajo.

Sin embargo, los descendientes de González Bocanegra y Jaime Nuno recibieron casi un siglo después un pago del Gobierno de México por la creación de sus familiares.

Los restos de ambos autores del canto patrio descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres; una manera para enaltecerlos por darle a los mexicanos un símbolo patrio.

¿Qué pago recibieron por el Himno Nacional mexicano?

En las bases de la convocatoria eran claras respecto al reconocimiento cívico para los ganadores del certamen.

Aunque no estaba obligado, el Congreso de la Unión señaló tener una deuda de honor con los herederos de los creadores del Himno Nacional mexicano.

El 11 de febrero de 1901 se le concedió a Jaime Nuno la cantidad de 2 mil pesos, mientras que a la señora Mercedes Serralde de González Bocanegra, descendiente de González Bocanegra, se le concedió la misma cantidad.

Además, el gobierno de la República reconoció la deuda que tenía con Nuno por la cantidad de 388 pesos, ya que él mando imprimir ejemplares del Himno Nacional.

El propio músico catalán señaló en una entrevista que concedió el 9 de julio de 1901 al periódico El Imparcial que se le entregarían 300 pesos por su coautoria en el Himno.

A pesar de establecer una cantidad económica, el dinero se les pagó hasta  hasta el 13 de octubre de 1942, por conducto del licenciado Octavio Vejar Vázquez, secretario de Educación Pública, en una ceremonia realizada en su despacho.

A Cristina Mercedes y James Nuno, en su carácter de descendientes del autor de la música, se les dio 2 mil 388 pesos y 2 mil pesos a la señora Mercedes Serralde González Bocanegra, de acuerdo con lo concedido 41 años antes por el Congreso de la Unión para ambos creadores.

Francisco González Bocanegra mostró su amor por México

Se conoce que el poeta potosino fue prácticamente obligado para realizar la composición de la letra del Himno Nacional mexicana.

Su novia, Guadalupe González del Pino, lo encerró en una habitación de su casa advirtiéndole que no le dejaría salir de ahí hasta que hubiese escrito algo que valiera la pena para concursar.

Ante tan inusual manera de provocar la inspiración del poeta, en cuatro horas el potosino le pasó por debajo de la puerta la letra de lo que sería el Himno Nacional Mexicano.

Otro aspecto importante en la vida del autor de la letra del canto patrio fue cuando siendo un niño de cinco años fue desterrado de México junto con su familia en 1829 porque su padre era español y el entonces presidente Guadalupe Victoria había decretado la expulsión de todos los españoles que vivían en México.

No fue hasta 1836 cuando España reconoció la Independencia de México, con lo que la familia de González Bocanegra pudo regresar a su hogar.

A su regreso a nuestro país se dedicó a las actividades comerciales, tiempo después se trasladó a la Ciudad de México, donde frecuentó las tertulias literarias y entabló relación con poetas, escritores y periodistas. Finalmente terminó por abandonar las actividades comerciales e ingresó a la administración pública, llegando a ser editor del Diario Oficial del Supremo Gobierno.

La vida del potosino terminó de forma abrupta al morir de fiebre tifoidea el 11 de abril de 1861 con tan solo 37 años de edad.


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