Jonathan Mejía es uno de los 100 participantes de la Carrera Panamericana 2023, que desde el 2016 ha vivido uno de sus más grandes sueños: convertirse en uno de los competidores activos de las carreras de autos clásicos modificados.
Actualmente, es navegante, como se les nombra a los copilotos de las competencias de Rally y de la prueba internacional Carrera Panamericana, juega un rol importante dentro de la competición para mantener la seguridad del vehículo, el piloto y su propia vida.
El papel de un navegante es guiar durante todo el trayecto al piloto; además de concentración, se requiere de conocimientos para interpretar las libretas de ruta, en donde están marcadas las especificaciones de la carretera, así como explicar de manera clara las indicaciones de manera que el conductor las entienda.
A parte, en tiempo real los navegantes deben saber manejar el cronometraje, para tener en orden los tiempos de llegada o salida, de las diferentes etapas de las que se compone la Carrera Panamericana que atraviesa todo el país de sur a norte, con el objetivo de determinar si el coche va a buen ritmo. Y debe controlar el carnet de tiempos según las etapas de velocidad, así como brindar información clara a los compañeros de la zona de mecánicos para las mejoras al automóvil.
Es decir, la tarea del navegante es hasta un 60% más de responsabilidad y de importancia que la del piloto, pues cualquier error puede costar la vida de ambos tripulantes, aunque en ocasiones, según comentó, la atención se la lleva quien maneja el vehículo.
Esta complicada tarea, según contó Jonathan a EL UNIVERSAL San Luis Potosí, la comenzó a realizar cuando un piloto de la competencia internacional le llamó, porque no contaba con un navegante, por lo que le dio la oportunidad y desde la edición 29 de la Carrera Panamericana se ha desempeñado como copiloto.
Sin embargo, explicó que para que se le diera la oportunidad, él se comenzó a acercar a los competidores con la excusa de que le autografiaran los modelismos a escala de vehículos que realizaba con sus manos, poco a poco se hizo de fama entre los pilotos, hasta que le llegó la oportunidad.
“Yo lo empecé a ver (la Carrera Panamericana) desde el 95, estaba muy chiquito cuando lo ví en vivo y a partir de ahí soy fan de los coches clásicos, de los Rallys, y dije 'un día se me va a hacer' y estando ahí, logré que me hablaran y poder participar”, contó.
Esta edición 36, le tocó participar como navegante en un vehículo Volkswaguen Tipo 1, 1967, mejor conocido como Vocho, con un motor mil 700, que no cuenta con muchas modificaciones. Según la historia del automóvil color azul pastel, que ha sido nombrado bajo los apodos de “Danubio Azul” o “Poseidón”, su dueña lo compró hace muchos años, tras su uso constante terminó en una casa de San Luis Potosí capital y, con el paso del tiempo, comenzó a deteriorarse por su estado de abandono; no obstante, en vez de ser vendido, fue modificado para participar en competencias de autos clásicos.
Jonathan contó que para este 2023, fue llamado por el piloto Gerardo García, para relevar al hijo del competidor, por lo que subió en el vocho color celeste con número 268, en el municipio de Mexicatzingo del Estado de México.
En la sexta etapa, el trabajo de Jonathan será definitivo, para que la dupla de apasionados por los vehículos clásicos y las carreras pueda conseguir el podio, ya que se disputan el tercer lugar de la categoría Histórica A, en donde se ubican los automóviles de “producción masiva y limitada de 1955 a 1973.