En la comunidad del Palmar en el municipio de Mexquitic, San Luis Potosí, la familia Navarro elabora mezcal desde hace generaciones.
Daniel Navarro es uno de los productores del tradicional mezcal Campanilla, quien relató que en su comunidad la producción es un trabajo que involucra a todos: él, su esposa y sus hijos se encargan de cada parte del proceso, desde el cultivo del maguey hasta la destilación final.
“Todo lo hacemos en familia, no contratamos a nadie. Aquí cada quien aporta algo, mis hijos ayudan, mi esposa también sabe elaborar mezcal. Es una tradición que no queremos que se pierda”, compartió Daniel Navarro.
Es uno de los cinco productores, ya que son en total cinco familias que se dedican a ellos y cada una cuenta con su propia etiqueta de mezcal, su fábrica y distribuidores.
Sin embargo, aunque las lluvias de este año han sido bien recibidas, también trajeron consecuencias inesperadas para los productores.
“Las lluvias han estado buenas, y eso siempre se agradece porque acá casi no llueve. Pero el maguey tiende a tener menos azúcares, así que baja un poco la producción”, explicó.
De acuerdo con Navarro, la cantidad de mezcal obtenida por lote se ha reducido. “Antes podíamos sacar entre 100 y 120 litros, ahora apenas llegamos a 70 u 80. Es una baja que se siente, pero seguimos trabajando con lo que tenemos”, señaló.
A pesar de estas dificultades, el productor afirmó que las ventas se mantienen estables, aunque variables.
“Hay semanas muy buenas y otras más tranquilas. Depende mucho del turismo. Cuando la gente visita Campanilla y tiene ganas de probar mezcal, las ventas suben. Si no hay visitantes, se nota de inmediato.”
El mezcal Campanilla ha logrado llegar más allá de las fronteras potosinas. Desde 2017, Navarro y su hermano Jesús, quien también tiene su propia etiqueta, comenzaron a enviar pequeñas cantidades a Europa.
“Estamos apenas abriendo el mercado allá. Por ahora mandamos una o dos cajas al año a países como Alemania e Italia, con apoyo de una socia en Oaxaca que distribuye en Europa y Asia”, detalló.
La producción, explicó, se realiza de manera totalmente artesanal. El maguey salmiana, característico de San Luis Potosí, es el corazón del mezcal potosino.
“Es el menos rendidor del país, pero su sabor es único. Tiene un toque muy especial que lo distingue del espadín o de otras variedades”, comentó.
Navarro también destacó los esfuerzos de su familia por cuidar la tierra y garantizar la continuidad del maguey. “Ya tenemos un pequeño vivero donde germinamos nuestras propias semillas. Estamos reforestando con magueyes jóvenes para asegurar que en unos años siga habiendo materia prima”, dijo.
Con orgullo, aseguró que el mezcal potosino ancestral ha pasado de ser una tradición casi clandestina a ser legal para ellos.
"Antes su producción era ilegal, pero desde 2017 decidimos hacerlo todo en orden y reglamento y nos animamos a salir al mundo. Participamos en el evento de Maestros y Maestras del Mezcal en la Ciudad de México y, desde entonces, hemos seguido aprendiendo y compartiendo lo que hacemos aquí en Campanilla", indicó.
Entre humo, piedra y tradición, la familia Navarro continúa destilando no sólo mezcal, sino también historia.
En cada botella de mezcal Campanilla hay trabajo, raíces y el espíritu de un pueblo que ha hecho del maguey su forma de vida.