Entre las leyendas de San Luis Potosí (SLP) más famosas está la de Juan del Jarro, un hombre en situación de calle muy conocido por los residentes potosinos del siglo XIX.
Su nombre real fue Juan de Dios Azios Ramírez, pero fue bautizado con dicho nombre porque siempre portaba un jarro de terracota.
Tanto trascendió en la historia de la capital potosina que actualmente tiene su escultura en el jardín de San Francisco y muchas personas se toman fotografías con ella.
Aunque murió hace más de 120 años, Juan del Jarro se convirtió en uno de los potosinos más conocidos por las historias que se contaron de él y por las características de sabiduría que se le atribuyen.
Se desconoce cómo llegó este indigente a la ciudad, se convirtió en un personaje habitual cuando varias de las familias más habituales lo invitaban a cenar a sus casas o por los consejos que les brindó a varios integrantes de la sociedad potosina.
Estiman que nació alrededor del año 1803 y falleció el 9 de noviembre de 1859. Fue sepultado el 10 de noviembre, después de ser despedido de este mundo con la ostentación y lujo digno de un obispo, magnate o político.
Juan de la Jarra decidió vivir en la calle por elección propia, y pedía limosna no para él, el dinero que obtenía lo repartía entre otros indigentes de la ciudad.
Mencionan que Azios Ramírez tenía como protector y amigo al doctor Anselmo Calvillo, que no sólo atendía a los enfermos que le enviaba, sino a él mismo.
Para alimentar su figura de genio, le colocaron cosas que son inusuales entre las personas; como que odiaba el mes de julio y bañarse.
Su piedad con sus semejantes, por su rechazó a la acumulación de riquezas y los sabios consejos; hicieron a este personaje un potosino ejemplar que, al morir le darían suficientes razones para ser parte de las leyendas de San Luis Potosí.
Tanto así que al morir se le atribuyeron poderes místicos y de santidad.
De querer conocer más puedes ver el cortometraje que se realizó para honrar a Juan del Jarro.
Una de las supuestas cualidades del indigente eran la videncia, entre las más conocidas fue la dada a una muchacha aristócrata de la ciudad.
La joven le puso una trampa a Juan del Jarro, quiso evidenciarlo y ella terminó por irse de San Luis Potosí.
Según la leyenda, la señorita de clase alta pasó al lado de Juan y, segura de que era nada más que un charlatán que engañaba a la gente para sacarle dinero, le preguntó:
“—Dime, adivinador, ¿cómo se llamará el que ha de ser mi esposo?
A lo que Juan del Jarro respondió:
—Te casarás, pero no con el padre del niño que llevas en el vientre.
Al poco tiempo, la señorita tuvo que abandonar la ciudad porque su familia descubrió que Juan tenía razón.”
Otra de las profecías que esperan nunca se cumplan implica la destrucción de la ciudad.
Juan tuvo una evidencia donde aparentemente una inundación destruiría a San Luis Potosí.
Algunos sugieren que este episodio ya ocurrió.
Recuerdan cuando en la noche del 15 de septiembre del año de 1933, la represa reventó arrasando el poblado de Santiago, fueron cientos los muertos entre mujeres, hombres y niños.