Hacer reír a chicos y grandes con espectáculos infantiles es a lo que se ha dedicado, desde hace 61 años, el señor José Guillermo Azanza Alatorre, fundador de la Compañía de Teatro Marionetas de Azanza, quién con sus más de 100 títeres ha mantenido viva una de las tradiciones que datan desde el siglo XIX en el mundo, el Teatro Guiñol, así como hacer volar la imaginación de los niños y las niñas que han acudido a sus presentaciones.
Para él, además del amor que tiene para su fiel público y las marionetas, las cuales en su mayoría él ha realizado de manera artesanal, su motor a seguir es el interés y la sonrisa que dejan sus marionetas en los menores y adultos que acuden a ver sus representaciones teatrales a través de marionetas, mismas que siempre han estado enfocadas en el humor blanco, es decir para que pueda disfrutarlo toda la familia.
“A seguir hasta que Dios diga, tengo cuerda para rato”, puntualizó.
Sus incios
Su pasión por los títeres inició luego de que sus papás, a quienes les gustaba acudir a espectáculos de zarzuela, opereta y teatro, lo llevaron a una presentación de Teatro Guiñol en la Carpa de los Hermanos Flores en el barrio de Tlaxcala, en donde quedó maravillado con la historia que contaban los personajes de marionetas que manejaron durante el show, ”me gustaron los muñecos y llegué a mi casa y les puse hilos a mis soldaditos”.
A partir de ahí comenzó a interesarse más en la creación de marionetas, hasta que la señora Ofelia Murillo de López, el 20 de agosto de 1960, cuando él tenía 10 años, lo contrató y le pagó cinco pesos por montar una representación con los títeres improvisados que tenía; a partir de ahí con ayuda de su mamá, José Guillermo comenzó a crear de manera “rústica” sus títeres así como el vestuario de los mismos con telas de colores llamativos, pues según refirió buscaba que sus personajes no fueran tristes; siendo “Marcolfa”, una marioneta que emulaba a una abuelita, su primera creación.
Con cariño, recordó que tan solo cinco años después de haber comenzado en el Teatro Guiñol, el teléfono de su casa sonaba hasta unas 30 veces al día, pues la mayoría de la gente de la capital potosina quería contratar a sus marionetas para sus fiestas, así como que a la par montó un pequeño teatro improvisado en el patio de su casa, en donde puso tres filas de sillas y cobraba hasta 20 centavos por obra, en donde en un año llegó a dar más de 475 funciones.
De SLP para México
Desde entonces y pese a la pandemia, sus títeres han recorrido los 58 municipios del estado, así como otros estados como Zacatecas, Nuevo León, Sinaloa, Guanajuato, Ciudad de México, entre otros, para presentarse en festivales con el único fin de entretener y hacer pasar un buen momento a su público.
“Me gusta mi trabajo más que nada porque me divierto con el público, veo que están felices, están contentos. La mayor satisfacción para mí es que un niño este contento, o un adulto este contento”, agregó.
Su compañía, que con esfuerzo y caídas como las que presentaron durante la pandemia, comenzó con un sueño que ha perdurado desde hace 61 años, el mismo sueño que le transmitió a su hija Caro Azanza, quien dijo desde hace seis años se convirtió en la directora de la compañía, pues actualmente es ella quien escribe los cuentos para las presentaciones y se dedica a la creación de nuevas marionetas exitosas como la de Freddy Mercury o María Félix, pues refirió que el nivel de detalle que su hija maneja en la creación de los títeres es muy importante.
Destreza y paciencia son la clave
Azanza Alatorre comentó que pese a que el manejo de las marionetas desde el público se ve fácil, se requiere destreza y paciencia, pues “tiene su chiste”, ya que incluso arriba del escenario y pese a sus 61 años de experiencia manejando las marionetas, las cuerdas que los sostienen pueden enredarse o incluso romperse, por lo que se debe de improvisar para no cortar la magia y esencia de estos muñecos.
Sin embargo, destacó que el enredo o rompimiento de las cuerdas no se compara en nada con la dificultad que pasaron durante el 2020 con el inicio de la pandemia por Covid-19, pues en dicho año cumplía su 60 aniversario como operador y creador de títeres, con lo que tenía planeado diversas presentaciones en escuelas, así como un homenaje que le harían en el Teatro de la Paz, eventos que fueron cancelados abruptamente por la crisis sanitaria.
No obstante, tras algunos meses de reinversión como el colocar sus presentaciones en plataformas digitales, poco a poco pudieron salir de la crisis y volver a llegar a los niños a través de internet; refirió que durante el 30 de abril del 2021 realizaron un programa especial en donde a través de su facebook “Las Marionetas de Azanza” presentaron cuatro cuentos, a fin de que "no se sintiera la tristeza de la enfermedad en el día del niño”.
Así, poco a poco pudieron salir de la crisis y volver a llegar a los niños, primero a través de internet y actualmente de manera presencial, derivado del semáforo color verde que prevalece en la entidad potosina desde febrero de este 2022, con lo que se dijo agradecido pues, “en mi trabajo lo que he sembrado he recogido: satisfacciones, nada malo nunca, siempre ha sido todo bueno, gracias a Dios”.
Finalmente, hizo un llamado a los papás para que estén atentos de sus hijos, les fomenten la creatividad e imaginación a través de la lectura de cuentos infantiles y que en vez de darles un celular los lleven a ver espectáculos acorde a su edad, aunque en el caso de que haya presentaciones de Teatro Guiñol los puedan llevar para que echen a volar su imaginación y puedan adentrarse a un mundo de sonrisas.