En cada temporada decembrina, cuando las posadas iluminan las calles y las voces entonan villancicos, la tradición de la piñata artesanal cobra vida gracias al esfuerzo de familias en San Luis Potosí que se niegan a que las tradiciones queden olvidadas.

En el barrio de Santiago, Verónica Alvarado y Candelaria Guevara han dedicado 23 años a la creación de piñatas elaboradas de forma totalmente artesanal, manteniendo viva una de las manifestaciones más representativas de la cultura mexicana.

“Piñatas de temporada”, el negocio que se convirtió en tradición debido a la necesidad

El negocio artesanal de piñatas surgió a partir de una necesidad. Hace 23 años, durante un mes de diciembre, Verónica Alvarado atravesó una situación complicada cuando su esposo perdió su empleo en plena temporada decembrina.

Lee también:

En busca de un ingreso inmediato y confiando en que las piñatas tendrían buena demanda en esas fechas, decidió iniciar su venta como una alternativa de sustento.

Foto: Humberto Torres EL UNIVERSAL
Foto: Humberto Torres EL UNIVERSAL

Posteriormente, su cuñada Candelaria Guevara se sumó al proyecto, alentando la iniciativa de Alvarado y asumiendo junto a ella la responsabilidad de sacar adelante el emprendimiento.

“Yo fui quien inició la venta de piñatas, porque ese año mi esposo se quedó sin trabajo. Entonces le dije a mi cuñado: ‘vamos a hacer piñatas’, y así fue como comencé, con la intención de obtener un sustento”, explicó.

Fue así como, a partir de la necesidad, nació el negocio “Piñatas de temporada”, un nombre llamativo que hoy identifica a este emprendimiento familiar.

Con el paso de los años, el negocio se ha mantenido vigente gracias a la calidad de sus productos y a la amabilidad con la que atienden a sus clientes, lo que continúa atrayendo a quienes buscan piñatas tradicionales.

Al recorrer el callejón de López, en el barrio de Santiago en la capital potosina, es posible observar a distintos miembros de la familia trabajando de manera conjunta: cortando papel, pegando piñatas y preparando el engrudo a lo largo de la calle.

Foto: Humberto Torres EL UNIVERSAL
Foto: Humberto Torres EL UNIVERSAL

Incluso, con el permiso de los vecinos, utilizan las fachadas cercanas para colgar sus creaciones durante la temporada. Por ello, después de más de dos décadas, el negocio sigue activo y la gente continúa acercándose para comprar sus productos.

Lee también:

“Pues nos fue bien, ya después de tanto tiempo la gente nos sigue viniendo a comprar como ve hasta los vecinos nos dan ya hasta permiso de colgar las piñatas”, explicó Alvarado con una sonrisa.

La creación de piñatas, una práctica que nació por error

Al preguntarle a la señora Verónica Alvarado por qué decidió dedicarse a la elaboración y venta de piñatas, en lugar de optar por otros productos tradicionales de la temporada decembrina como el ponche, los buñuelos o los tamales, respondió con una sonrisa: “Es la primera vez que me lo preguntan y, la verdad, no tengo idea”.

Señaló que la venta de piñatas fue simplemente lo primero que se le vino a la mente, a pesar de que en toda su vida solo había elaborado una, hecha por ella misma y más como un pasatiempo que con fines comerciales.

Foto: Humberto Torres EL UNIVERSAL
Foto: Humberto Torres EL UNIVERSAL

Sin contar con mayor experiencia, más allá de ese intento previo, decidió arriesgarse y, con los pocos conocimientos que tenía sobre la elaboración de piñatas tradicionales, comenzó a vender su producto.

Con el paso de los años, esta decisión se convirtió en un negocio exitoso y en un importante sustento económico para su familia.

“Nunca me lo habían preguntado y, si te soy sincera, no sé por qué lo elegí; simplemente se me ocurrió. Recordaba que tiempo atrás, junto con mi tía, habíamos hecho piñatas solo por diversión, para entretenernos. A partir de eso me decidí a iniciar el negocio; fue lo primero que se me vino a la mente. Gracias a Dios nos fue bien y el negocio sigue a flote.”

Por su parte, la señora Candelaria Guevara comentó que el negocio llegó como un milagro, o simplemente “como Dios lo quiso”, ya que eran conscientes de que contaban con poca experiencia en este rubro. Aun así, decidieron arriesgarse y señaló que fue una bendición, pues con el tiempo el proyecto se convirtió en un éxito.

“Fue una bendición, Dios nos lo puso en el camino esto de las piñatas”, agregó.

De un negocio por necesidad a una tradición familiar

La venta de piñatas ha evolucionado a lo largo de más de dos décadas. Lo que comenzó hace 23 años como una necesidad urgente de obtener un ingreso rápido durante diciembre, tras el éxito del primer año, se consolidó en un negocio formal bajo el nombre de “Piñatas de temporada”.

Foto: Humberto Torres EL UNIVERSAL
Foto: Humberto Torres EL UNIVERSAL

Gracias al éxito alcanzado y a la unión que este emprendimiento fomentó en la familia, el proyecto se transformó en una tradición.

Aunque mencionan que el objetivo inicial garantizar un sustento económico ya se había cumplido y la familia alcanzó cierta estabilidad, la venta de piñatas sigue siendo parte de su vida, más allá de la necesidad original de cada temporada.

Lee también:

“Esto ya es más una tradición, porque ya no podemos dejar de hacerlo, aunque ya todos tienen sus trabajos seguimos viniendo, y esto así seguramente será por mucho tiempo”, agregó Candelaria Guevara.

Guevara también destacó que el negocio es un motivo de orgullo para la familia, ya que gracias a las piñatas pudieron costear dos carreras universitarias: “un dentista y una médica, gracias a las piñatas”, comparte.

Aunque ambos hijos ya cuentan con empleos formales, señaló que, como parte de la tradición familiar, siguen apoyando cada diciembre en la elaboración de las piñatas.

Mencionó que, a pesar del cansancio tras sus jornadas en las clínicas, su hijo y su sobrina se acercan al negocio para continuar con la labor, manteniendo viva la tradición.

“Es que esto es una tradición familiar. Ellos ya tienen sus trabajos, pero en diciembre, después de las clínicas, vienen aquí a apoyarnos. Y como te digo, esto no se va a acabar pronto. Aunque nosotras ya no podamos seguir haciendo piñatas, sé que nuestros hijos continuarán; aunque no vendan todo el año, sé que en diciembre podrán mantener viva esta tradición. Esto no creo que se acabe. Vamos a estar aquí hasta que el cuerpo aguante y hasta que Dios nos lo permita”, concluyó con una sonrisa.

TEMAS RELACIONADOS

Google News

[Publicidad]