¿Buscas una escapada distinta para estas vacaciones? A poco más de dos horas en automóvil desde San Luis Potosí, se encuentra un lugar donde la historia, la naturaleza y la aventura convergen: la Presa Ignacio Allende, en San Miguel de Allende, Guanajuato.
Aunque es conocida por algunos locales, este cuerpo de agua es todavía un tesoro oculto para muchos viajeros.
Su cercanía con el estado de San Luis Potosí y accesibilidad en un viaje de carretera, la convierte en una opción perfecta para una escapada exprés de fin de semana o vacaciones.
La presa está ubicada a las afueras de San Miguel de Allende, una de las joyas coloniales de México.
A mil 860 metros sobre el nivel del mar, regula el caudal del río Laja, un afluente que ha sido testigo del paso de diversas culturas prehispánicas y la etapa colonial.
La Presa Ignacio Allende es mucho más que un embalse. Aquí puedes disfrutar de kayak, pesca deportiva, ciclismo, senderismo, paseos en lancha, avistamiento de aves y picnics familiares.
La experiencia de recorrer sus aguas en kayak es una de las más valoradas: se puede navegar entre los restos sumergidos de un antiguo pueblo otomí, incluso llegar hasta una iglesia cuya torre emerge cuando el nivel del agua baja.
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También puedes visitar un santuario natural de aves donde es posible observar garzas, garcetas, cormoranes y, en ciertas temporadas, especies como espátulas rosadas o cigüeñas.
El entorno, dominado por humedales y vegetación ribereña, ofrece vistas ideales para quienes disfrutan de la fotografía de naturaleza.
Uno de los grandes atractivos es la “iglesia hundida”, un templo virreinal construido entre los siglos XVIII y XIX. Estuvo sumergido durante décadas y cuando la presa desciende se pueden observar sus muros, cúpulas y detalles arquitectónicos de estilo neoclásico y barroco.
Junto con esta iglesia, también emergen las ruinas de una hacienda y otras construcciones que pertenecieron a un pueblo desalojado en 1979, cuando la presa fue construida. Explorar estos vestigios es como abrir una ventana al pasado y descubrir cómo era la vida en la región antes de la inundación.
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Sí. Las riberas del río Laja, que alimenta la presa, están rodeadas por antiguas capillas coloniales construidas entre los siglos XVI y XIX. Algunas se mantienen en pie, como las de San Miguel el Viejo y la Ciénega de Juana Ruiz. Estas joyas arquitectónicas destacan por sus fachadas en cantera y sus torres ornamentadas, Además ofrecen panorámicas espectaculares del lago.
Los cerros cercanos —como El Picacho o El Peñón— y los manantiales termales de la región enriquecen la experiencia para quienes buscan contacto directo con la naturaleza.
Además de ser un sitio ideal para el descanso y el ecoturismo, la Presa Ignacio Allende representa una combinación única de historia, paisaje y aventura.
A diferencia de los destinos saturados, aquí todavía es posible disfrutar de la tranquilidad, explorar sin prisas y conectar con la autenticidad del entorno.
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Para quienes buscan salir del circuito turístico tradicional de San Miguel de Allende, la presa ofrece una alternativa sostenible, cultural y accesible.
Ya sea para remar al atardecer, caminar entre ruinas coloniales o simplemente disfrutar de la vista con un buen café, este rincón poco conocido del Bajío guarda experiencias memorables.