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En una era donde la tecnología y los juguetes modernos dominan el mercado, las tradicionales figuras de madera como el balero y el títere parecen estar desapareciendo.
Sin embargo, en el mercado Hidalgo de la capital potosina, aún se pueden encontrar estos símbolos de la nostalgia y la tradición, manteniendo viva la memoria de una época pasada.
A pesar de la invasión de juguetes electrónicos y videojuegos que dominan el mercado actual, hay un grupo de personas que aún buscan y valoran los juguetes artesanales tradicionales.
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Estas piezas únicas y llenas de carácter son más que simples objetos de entretenimiento; son puertas al pasado, recuerdos nostálgicos que permiten a los adultos revivir su infancia y compartir con los más pequeños la magia de una época pasada.
Para muchos, regalar estos juguetes artesanales es una forma de transmitir valores y tradiciones, de conectar con la propia historia y la de sus seres queridos.
Es un gesto que va más allá de la simple diversión, es un acto de amor y conexión que une generaciones y crea recuerdos que durarán toda la vida.
“Aún se los llevan pero ya es más como para un recuerdo de nostalgia o muchos abuelos que buscan que los niños conozcan los juguetes que ellos tenían cuando eran niños”, expresó un locataria del mercado.
Los juguetes tradicionales se convertirán en un tesoro del pasado, un recuerdo emotivo de una época que ya no existe, pero que seguirá vivo en la memoria colectiva. Y es en lugares como el mercado Hidalgo donde estos juguetes encontrarán un hogar, un espacio donde la nostalgia y la tradición se unen para mantener viva la magia de la infancia.
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Es un gesto que va más allá de la simple diversión, es un acto de amor y conexión que une generaciones y crea recuerdos que durarán toda la vida.
“Aún se los llevan pero ya es más como para un recuerdo de nostalgia o muchos abuelos que buscan que los niños conozcan los juguetes que ellos tenían cuando eran niños”, expresó un locataria del mercado.
Los juguetes tradicionales se convertirán en un tesoro del pasado, un recuerdo emotivo de una época que ya no existe, pero que seguirá vivo en la memoria colectiva. Y es en lugares como el mercado Hidalgo donde estos juguetes encontrarán un hogar, un espacio donde la nostalgia y la tradición se unen para mantener viva la magia de la infancia.