El Palacio de Cristal es uno de los edificios más representativos del centro histórico de y un punto clave en la vida comercial de la ciudad. Su arquitectura, su ubicación estratégica y su trayectoria como espacio de oficinas y comercios lo han convertido en un referente para inversionistas, empresarios y visitantes. Pero detrás de su historia también surge una pregunta recurrente: ¿Quién es su propietario hoy?

Un edificio concebido para el negocio

Desde sus orígenes, el Palacio de Cristal fue pensado como un proyecto empresarial. En 1905, el inversionista Eduardo Meade Lewis adquirió el predio donde se encontraba el antiguo Colegio de Niñas Educandas de San Nicolás, un beaterio del siglo XVIII demolido tras pasar a manos del Gobierno Estatal. Meade visualizó un edificio moderno para su época: uno que concentrara locales, despachos y servicios en un mismo espacio.

El diseño quedó en manos del arquitecto canadiense Henri Guindon, acompañado por el destacado maestro cantero Florentino Rico. La obra concluyó en 1909 y destacó de inmediato por ser el primer inmueble en la ciudad con elevador eléctrico, además de su fachada de cantera gris con grandes ventanales para uso comercial.

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¿Y quién es el dueño del Palacio de Cristal?

A pesar de su relevancia histórica y económica, no existe un propietario particular identificado públicamente en la actualidad. Aunque el edificio nació como propiedad privada bajo el mando de Meade Lewis, los registros recientes no documentan la venta del inmueble, una sucesión específica o un cambio formal de propietarios.

Todo indica que hoy opera bajo administración privada para la renta de locales y oficinas, pero sin un titular oficial reconocido en fuentes públicas. Este tipo de situación es común en inmuebles históricos donde la información patrimonial, comercial o legal no siempre está disponible o se encuentra fragmentada.

Un activo económico que sigue vigente

Más allá de la propiedad, el Palacio de Cristal mantiene su vocación comercial desde hace más de un siglo. Ya en 1910 se anunciaban rentas de locales para comerciantes en el periódico El Estandarte y su oferta de espacios para negocios no ha dejado de operar desde entonces.

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Actualmente, sus cuatro pisos continúan albergando oficinas, pequeños comercios abastecidos especialmente con mercancía china y despachos profesionales. Su ubicación, en la intersección de Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo, garantiza afluencia constante y lo mantiene como parte del ecosistema económico más activo de la ciudad.

Un símbolo vivo del centro histórico

Aunque la identidad de su dueño actual no sea pública, el Palacio de Cristal sigue cumpliendo la función para la que fue creado: ser un espacio al servicio de los negocios. Su historia, su estética y su actividad diaria lo mantienen como uno de los puntos más dinámicos del centro de .

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