Café 21 es una cafetería en San Luis Potosí que ofrece oportunidades laborales a personas con síndrome de Down, quienes con entusiasmo y dedicación demuestran su capacidad para integrarse al ámbito laboral, convirtiéndose en un símbolo de inclusión y esperanza.
Martha Valadez dueña de Café 21 en entrevista para EL UNIVERSAL San Luis Potosí platicó la historia y cómo fue que nació este proyecto.
¿Cómo surgió la idea de crear Café 21 y qué los motivó a emprender este proyecto?
Narró que todo comenzó gracias a la asociación Zynergia, que se dedica a la inclusión social y laboral de personas con síndrome de Down, y terapia de actividades con perros de intervención.
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“Los perros se rescatan y rehabilitan en caso de ser necesarios y posteriormente se educan para ser compañeros de niños, jóvenes y adultos con síndrome de Down, la seguridad que los perritos les brindan a las personas es increíble, con el paso del tiempo nos dimos cuenta que aunque los niños y jóvenes iban a la escuela y a la terapia, muchos de ellos pedían más y fue entonces que empezamos a enseñarles habilidades como decorar pasteles y de ahí nació Café 21”, explicó.
Martha explicó que el proyecto se fue desarrollando hasta que le dieron forma y se pudo comenzar a realizar.
“El nombre se lo pusimos porque hace alusión a la trisomía 21, que es lo que tienen las personas con síndrome de Down”, subrayó.
Martha comentó que todos están capacitados para realizar diversas tareas según sus habilidades e intereses.
Algunos son meseros, otros decoran pasteles, preparan cupcakes o cafés, y también ayudan con labores generales como barrer y lavar trastes. Todos reciben un pago por su trabajo, lo que les permite sentirse útiles y valorados.
“Tampoco se les pone hacer cosas peligrosas, la verdad es que somos muy cuidadosos y todo el tiempo los estamos apoyando en todo y su familia nos conoce muy bien y estamos en constante comunicación”, argumentó.
¿Cuál ha sido el papel de las familias en este proceso?
“Las familias son un pilar fundamental para todo esto, ya que los papás, mamás, hermanos o personas a cargo no sólo están de acuerdo en que trabajen, sino que muchas veces son quienes solicitan que sus hijos participen en el café para ayudarlos a ser más autosuficientes”, explicó.
Además, comentó que en casa refuerzan las habilidades que aprenden lo cual es clave para su desarrollo.
¿Cuáles han sido los principales desafíos para mantener el negocio?
“El desafío más grande ha sido el económico ya que mantener una cafetería es costoso, y a esto se suma la capacitación del personal y el pago de salarios.
"Durante la pandemia tuvimos que cerrar, lo cual nos afectó mucho. Apenas abrimos el pasado domingo 12 de enero y esperamos que este sea un mejor año para el negocio”, afirmó.
Sin embargo, Martha explicó que el impacto ha sido positivo, ya que la mayoría de los comensales que visitan la cafetería van con buenas intenciones a disfrutar del café y del servicio.
“Aunque ha habido uno que otro curioso con morbo, pero en general, el público valora y apoya el proyecto, que de eso se trata de que se vea como algo normal”, comentó.
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¿Cómo seleccionan y capacitan al personal con síndrome de Down?
“Seleccionamos a personas que tienen ganas de aprender y cuya familia esté dispuesta a apoyarlas. Consideramos las habilidades de cada uno, ya que el síndrome de Down tiene diferentes niveles y algunos también enfrentan otras condiciones de salud. La capacitación es personalizada, y buscamos que cada uno pueda desarrollar su potencial”, enfatizó.
El principal objetivo de Café 21, según la dueña del lugar, es que las personas con síndrome sean independientes, que tengan un ingreso propio y que puedan valerse por sí mismas el día que sus padres ya no estén.
“Además, buscamos que más negocios abran sus puertas a personas con discapacidad, porque muchas veces no es falta de ganas, sino de capacitación y oportunidades”, añadió.
Café 21 abre de domingo a viernes de 9:00 de la mañana a 2:00 de la tarde sirviendo cafés y desayunos con un amplio menú, convirtiéndose en un proyecto que promueve la inclusión y demostrando que con el apoyo adecuado, las personas con síndrome de Down pueden integrarse plenamente al ámbito laboral y social.