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En el siglo XVII aparecieron los tlacos, término que viene del náhuatl y que significa "mitad". El tlaco era la mitad de la cuartilla (cuarto de real), la moneda de más baja denominación que se acuñó en la Nueva España.
Los tlacos eran hechos por los tenderos y dueños de misceláneas quienes se convirtieron así en "fabricantes de monedas". Como no había obligación de aceptarlos, cada tendero aceptaba los confeccionados en su propia tienda.
Uno de los muchos tlacos que existieron en el territorio potosino fue acuñado por el ayuntamiento de San Luis Potosí en el año de 1807; es la primera moneda aceptada oficialmente por las autoridades locales, lo que la convierte en una pieza de singular interés para los coleccionistas y estudiosos de la numismática.
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Su importancia y trascendencia va más allá de lo regional, pues también se le considera como la primera acuñación oficial de este tipo de moneda en toda la Nueva España.
La historia de la numismática potosina ha sido escasamente estudiada y por lo mismo bastante desconocida y confusa.
El tlaco potosino acuñado en 1807 tiene sus raíces en otras monedas de igual nombre cuya antigüedad se sitúa a principios del siglo XVIII.
Esta moneda también es el antecedente de los reales y balanzas de plata en sus distintas denominaciones, las cuartillas y los octavos de cobre, así como de las monedas de plata y cobre del sistema decimal acuñadas a partir de la tercera década del siglo XIX en la Casa de Moneda de San Luis Potosí.
