En el corazón del antiguo Panteón del Saucito en San Luis Potosí, donde las lápidas cuentan historias de siglos y los cipreses susurran entre el viento, se levanta la tumba de Manuel José Othón, uno de los poetas potosinos más importantes de México. A su lado descansa su esposa, Josefa Jiménez, quien lo acompañó en vida y permanece junto a él en la eternidad.

Ambas sepulturas se encuentran en el pasillo principal del cementerio. Aunque los restos del poeta fueron trasladados a la rotonda de las personas ilustres del panteón civil en la Ciudad de México.

La estructura de mármol blanco, adornada con una cruz destaca entre las tumbas antiguas del camposanto. De acuerdo con el registro del Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí, el monumento fue erigido a inicios del siglo XX por artistas locales que quisieron rendir homenaje al poeta y su familia.

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¿Quién fue Manuel José Othón?

Manuel José Othón, fue poeta, dramaturgo, político y periodista potosino, considerado uno de los grandes exponentes del romanticismo mexicano.

Su obra más reconocida, "Idilio Salvaje", lo consagró como una de las voces más profundas y naturales de la literatura nacional.

Nació en San Luis Potosí el 14 de junio de 1858. Desde joven mostró inclinación por la poesía y el teatro, publicando sus primeros versos a los 14 años.

Foto: Jazmín Ramírez EL UNIVERSAL
Foto: Jazmín Ramírez EL UNIVERSAL

Falleció a los 48 años el 28 de noviembre de 1906, también en su tierra San Luis Potosí.

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Josefa Jiménez, la compañera solitaria

Poco se conoce de Josefa Jiménez, pero fue ella quien inspiró varios de los poemas más íntimos de Othón y quien lo acompañó en los momentos de mayor dificultad económica.

Murió años después que su esposo y fue sepultada junto a él en el Panteón del Saucito. Su tumba, sencilla pero cuidada, guarda una placa con su nombre y las fechas de su nacimiento y fallecimiento, apenas legibles con el paso de los años.

Foto: Jazmín Ramírez EL UNIVERSAL
Foto: Jazmín Ramírez EL UNIVERSAL

Los cronistas potosinos señalan que Josefa fue una mujer discreta, de profunda fe católica y que dedicó sus últimos años a preservar los manuscritos y cartas de su marido, algunos de los cuales hoy forman parte del acervo de la Biblioteca Central del Estado de San Luis Potosí.

Se dice que es la esposa solitaria ya que los restos de sus esposo fueron llevados a la Ciudad de México y ella quedó sola en el panteón del Saucito.

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