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Zacahuil: El platillo huasteco que nació como castigo para los abusadores

El tamal gigante de la Huasteca que mezcla leyenda, justicia ancestral y tradición culinaria; ¡descubre su historia y significado cultura!

Conoce el zacahuil, un platillo típico de la Huasteca que refleja justicia, comunidad y resistencia cultural en la cocina mexicana. Foto: Fundación Tortilla.
31/07/2025 |13:46
Fabiola Hidalgo
Redactora en los sitios regionales de EL UNIVERSALVer perfil

San Luis Potosí resguarda uno de los platillos más emblemáticos y misteriosos de la gastronomía mexicana. Este plato es reconocido por su gran tamaño, no sólo es símbolo de identidad culinaria, sino también una leyenda que mezcla justicia ancestral, rituales comunitarios y el sabor inconfundible de la .

Foto: Instagram @arqueologiavivademexicoavm.

La leyenda que alimentó a la justicia

En los antiguos territorios huastecos, hoy divididos entre los estados de San Luis Potosí, Veracruz, Hidalgo y parte de Tamaulipas, surgió una historia que ha perdurado por siglos. Se dice que hacia 1468, un recaudador de tributos enviado por Moctezuma II —ya anciano y poderoso— aprovechó su autoridad para a jóvenes vírgenes de los pueblos subyugados.

Tras la derrota de los mexicas a manos de los tarascos, los huastecos capturaron al agresor. No hubo juicio ni perdón: decidieron ejercer justicia por mano propia que el castigo fue tan contundente como simbólico.

Según se cuenta que el hombre fue ejecutado, desollado y su carne utilizada como base para un enorme que sería consumido exclusivamente por las mujeres agraviadas.

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El platillo fue envuelto en hojas de plátano, enterrado en un horno de piedra improvisado y cocinado lentamente bajo tierra. Al estar listo, las mujeres compartieron el alimento exclamando en: “Tlanque cualantli”, cuya traducción es “Se acabó el problema”.

Foto: Gemini IA.

Del castigo ritual al tamal de fiesta

Aunque este episodio es tan perturbador como revelador, también es un reflejo de cómo las antiguas civilizaciones organizaban sus sistemas de justicia. La práctica se repitió más de una vez con enemigos de guerra, hasta que los frailes españoles, horrorizados por el , promovieron su transformación: la fue sustituida por cerdo, res, guajolote o pollo.

Desde entonces, el zacahuil se convirtió en parte del ciclo de celebraciones huastecas. Hoy en día, sigue siendo protagonista en bautizos, bodas, velorios, fiestas patronales, el —especialmente durante el — e incluso en eventos políticos.

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El zacahuil se define como un tamal de más de un metro de largo. Foto: Especial

San Luis Potosí: corazón huasteco del zacahuil

Dentro de la vasta y diversa , el zacahuil ocupa un lugar privilegiado, sobre todo en la región Huasteca. Su elaboración sigue siendo un proceso colectivo que une a las familias y comunidades: martajar el maíz en el metate, preparar el chile molido, adobar la carne, envolver todo en hojas de plátano y hornear por horas.

El tamal puede alcanzar hasta cinco metros de largo y alimentar a más de 60 personas. No es solo un platillo, es un ritual culinario que refleja la espiritualidad y el sentido de comunidad de los pueblos huastecos.

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De lo mítico a lo cotidiano

Aunque su origen está vinculado con un castigo ancestral, el zacahuil ha recorrido un largo camino. De ser símbolo de venganza y redención femenina, pasó a representar la abundancia, la unión y la resistencia cultural. Incluso en los mercados de municipios como y , el zacahuil es vendido en porciones acompañadas de café, especialmente los fines de semana.

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No es raro encontrarlo también en Veracruz, Tampico, Hidalgo o la , donde familias enteras viven de su preparación y venta. Algunas historias dan cuenta de cómo este platillo ha sido llevado incluso al extranjero, como una muestra viva de la cocina ancestral mexicana.

Foto: Facebook Huasteca de mi corazón.

Más allá del sabor

no es un simple tamal gigante, es la memoria cocinada de un pueblo que se negó a olvidar. En su historia conviven la violencia, el castigo, la transformación cultural y ahora la celebración de la vida.

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