La receta de los bocolitos es muy vieja, tanto que su invención se atribuye a las etnias indígenas huastecas, cuenta Erik Manuel Martínez, chef oriundo de la capital de esta entidad.
En San Luis Potosí, dice, lo más probable es que este platillo surgiera durante la etapa del mestizaje. Indica que el término “bocol” es una palabra tének que significa “alimento redondo de maíz”. “A diferencia de las gorditas, los bocoles son más gruesos y tienden a prepararse en comal”, explica el chef.
Martínez Páez señala que este alimento es fácilmente encontrado en ferias o puestos callejeros, donde los preparan fritos en manteca de puerco o de res, o en aceite. “No es una receta que sea muy complicada, simplemente hay que tenerle paciencia [al bocol] al momento de cocerse”.
Foto: Cortesía de Erik Páez
- Guisado (Huevo verde o rojo, papas o frijoles, asado de boda o mole)
- 1 kilogramo de masa de maíz
- 150 gramos de manteca de res
- 150 gramos de manteca de cerdo
- Sal al gusto
- Aceite de cocina
En un recipiente se debe batir el kilogramo de masa de maíz con los 150 gramos de manteca de res y los 150 gramos de manteca de cerdo hasta que estén integrados.
Se debe tomar un pedazo de la masa ya preparada y darle una forma circular, gruesa, semejante a la de una gordita; después, se echan a freír en el aceite por al menos seis minutos o se pueden poner a cocer en un comal por ese mismo lapso.
El bocol está listo cuando se sostiene en la mano y ya no es tan pesado como antes de meterse al aceite. Al partirse a la mitad, la masa interior debe estar cocida también.
En caso de que la masa esté cruda, el bocol puede regresarse al aceite o al comal sin ningún problema.
Los bocolitos pueden acompañarse con cecina, incluso únicamente con una salsa martajada. En su interior puede colocarse el guiso preferido.
etp