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Entre canciones de corridos, cumbias, mariachi y una ofrenda, este año los devotos de la “Santa Muerte” de la colonia Kesbah, de la capital potosina, por las restricciones derivadas por el Covid-19, la festejaron de una manera distinta, pues los asistentes usaron cubrebocas y gel antibacterial para agradecer los favores que les ha otorgado.
Pese a que, desde hace 20 años no se ha interrumpido el festejo del culto a la “Santa Muerte”, los vecinos de la calle Guadalupe Victoria del barrio Kesbah, celebraron de forma distinta a lo acostumbrado, ya que por primer año realizaron un altar de muertos en honor de la “Santa” y de algunos compañeros del barrio y padrinos del festejo como Jaime, Agustín y el comandante Camacho, quiénes murieron este año por Covid-19.
La diferencia con respecto a años pasados y por el reciente fallecimiento de tres de los miembros de la comunidad, se estima que no habrá más de 500 personas colocando su ofrenda, sino que en grupos de cinco personas, podrán ingresar al altar para vestir a las cerca de 30 figuras de la Santa Muerte que resguardan el altar, ya que en este 2020, se canceló la velación, el recorrido a más de 100 casas y la visita a cinco altares del barrio.
“La festejamos porque es una muy buena amiga que hace milagros, nos ayuda todo el año, contamos con su presencia, entonces, por eso la estamos festejando a pesar de esta situación tan grave que tenemos (…) de hecho, como ustedes pueden ver, no hay gente, no tenemos nada, vamos a dar la reliquia (entrega de ofrendas) porque es lo de la santa muerte, pero nada más” explicó, Gloria Romero, responsable del altar y dueña de la mayoría de las figuras de la Santa Muerte.
Para Gloria, la devoción de la Santa Muerte, inició con el regalo de la figura de la “peregrina”, (como también se le conoce), que es, la que año tras año sale a recorrer las casas de los creyentes de la colonia. Pese a que reconoce, que en un principio aceptó con miedo y por compromiso la escultura, no fue hasta que uno de sus hermanos se debatía entre la vida y la muerte que le rezó, y al cumplirle el milagro además de pagar la manda, le ha sido fiel hasta ahora.
“Tengo un hermano, lamentablemente por ahí andaba un poquito mal y unos pandilleros lo golpearon mucho, al grado de que lo dejaron al borde de la muerte, y pues pidiéndole, pidiéndole, él salió adelante, tuvo dos paros cardíacos y salió adelante, nosotros no lo contábamos, entonces pues como ese milagro les puedo platicar bastantes, y yo creo que el milagro que estamos aquí y que día con día nos da trabajo y que nos cuida a nuestra familia”, relató.
Aunque la cita para acudir a adorarla fue desde las 9 de la mañana, para las 12 del día, que los padrinos debían vestir las figurillas de la Santa Muerte con trajes de catrina, así como las mañanitas que cantaron los mariachis, la carpa que cubría el altar se veía desolada, ya que en sus alrededores no había más de 20 personas que llegaron a dejar sus ofrendas y recordar a los padrinos que se reunieron con la muerte.