El 70 por ciento de los presos jóvenes que se encuentran recluidos en el penal de La Pila están siendo sentenciados por haber cometido robos menores. De acuerdo a la fundación RENACE, el 90 por ciento robaron artículos con un valor menor a 500 pesos y en muchos casos esto forma de parte del llamado “robo por necesidad”.
Según el director de la fundación RENACE estos jóvenes no deberían estar en la cárcel, pues esta situación genera un ambiente que solo crea un número mayor de delincuentes.
“Eso genera un ambiente de delincuentes de alta peligrosidad combinados con jóvenes, que a pesar de no haber cometido delitos graves se enfrentan a la convivencia y ambiente que termina marcándolos de por vida”.
El problema se vuelve reincidente cuando estos jóvenes logran salir de prisión, un año después y al no conseguir un empleo digno, esta se vuelve una semilla para la delincuencia organizada, quienes los contratan para que sigan delinquiendo ahora cometiendo delitos mayores.
De acuerdo a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) las principales condiciones y motivos que llevan a los adolescentes a delinquir en el país son la pobreza, marginación y hasta depresión.
Agustín Zárate psicólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), consideró que debe hacerse un estudio determinante para analizar a fondo las condiciones sociales en las cuales se desarrolla un menor de edad en la sociedad y así evitar que cometa actos ilícitos.
"Estamos pasando a nivel nacional por una situación compleja y que podría decir de crisis en términos de los aspectos o variables sociales, económicas y educativas, en el aspecto de términos generales de toda nuestra población y uno de los puntos importantes en nuestra juventud y la adolescencia son nuestras preocupaciones".
De acuerdo a un estudio efectuado en 2017 por la CNDH, entre más de 400 jóvenes reclusos se determinó que el 62 por ciento son hijos de padres separados, el 60 por ciento tuvieron en algún momento algún familiar en prisión, el 31 por ciento tuvieron que abandonar sus casas en un momento en que no estaban ni maduros, ni listos, por violencia o por otros problemas.
"Son prácticamente niños que desde pequeños han vivido en hogares desintegrados, son niños en poblaciones indígenas que emigran a las poblaciones urbanas y que el nivel de competencia es que ellos muestran un perfil muy bajo y no tienen con qué sostenerse", afirmó el catedrático.
Además el 40 por ciento sufrió malos tratos frecuentes y no tuvieron quien los apoyara, 34 por ciento padeció insultos, burlas, humillaciones en la escuela o en la casa, 68 por ciento de los adolescentes estudiados consumía alcohol y drogas frecuentemente. Los niveles de escolaridad que tenían eran de primaria, la mayoría había desertado en secundaria.
"Niños que en algún momento dejan la escuela y la abandonan sin el conocimiento de los padres y que entran a esferas de nuestra sociedad en que ya están participando en grupos de delincuencia organizada y desorganizada o están expuestos al consumo de drogas, obviamente el factor económico es importante porque ellos empiezan a delinquir por este tipo de situación".
Agustín Zarate señaló que son necesarias las acciones concretas de parte de las autoridades correspondientes, mediante el diseño de políticas públicas de prevención del delito en adolescentes.
maria.hernandez@clabsa.com.mx
vkc