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Francisco "N", ingeniero civil, confesó a las autoridades que mutiló y asesinó a su esposa, Ingrid “N” de 25 años de edad, tras discutir con ella la tarde del domingo.
En su declaración, el hombre afirmó que fue la mujer quien lo agredió primero con un cuchillo de cocina: “me dijo que me iba a matar, me enterró un cuchillo y le dije, pues de una vez, pero no pudo, luego yo le hice todo eso”, admitió el hombre ante las autoridades.
En un video donde es interrogado por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC-CDMX), Francisco "N" detalló que desolló a su esposa para que nadie la reconociera. El hombre especificó en la grabación que tuvo un hijo de 14 años de edad con la víctima.
"Fue por vergüenza y pena, no quería que nadie se diera cuenta, luego, todo lo que le saqué lo tire al drenaje”, narra el agresor, quien dijo ser originario de Puebla.
El imputado es resguardado por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX), mientras que se le practican exámenes psicológicos con el objetivo de entender el por qué utilizó ese nivel de agresión contra la mujer.
“Me entró el diablo y la desollé”
Francisco, con su ropa llena de sangre, confesó a un uniformado que minutos antes había desollado a la joven. El policía le pidió que lo llevara a la escena del crimen, por lo que ambos entraron al departamento 501 del edificio que se encuentra en el 258 de la calle Tamagno, en la alcaldía Gustavo A. Madero, donde encontraron el cuerpo desollado de la joven.
El agresor le contó que con un cuchillo de cocina le quitó la piel del rostro hasta las rodillas, pero antes le asestó cerca de cinco puñaladas, y luego de eso le extrajo las vísceras (que presuntamente aparecieron en una bolsa a unas cuadras del departamento), por lo que de inmediato fue detenido por las autoridades y presentado ante el Ministerio Público.
El feminicidio aparentemente ocurrió durante la madrugada, pues vecinos refirieron a las autoridades que escucharon ruidos, pero nadie pidió ayuda, sino hasta que el hombre salió ensangrentado del departamento 501 fue que solicitaron la intervención de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), por lo que de inmediato llegó una patrulla y lo detuvieron.
En sus primeras declaraciones, el presunto agresor dijo que se había drogado y luego aseguró a las autoridades de investigación que “le entró el diablo”.
Argumentó que no se acuerda de lo sucedido y sólo se limitó a decir que cuando recobró la consciencia se sintió muy arrepentido, por lo que de inmediato se entregó a los policías para responder por su acto, confesando todo.
En la escena del crimen se encontró el arma homicida —un cuchillo de cocina—, así como diversos rastros de sangre de la víctima.
De ser encontrado culpable, podría recibir la pena máxima que es de 60 años de prisión. La familia de Ingrid "N" es asesorada por personal especializado de la FGJ-CDMX con terapias psicológicas y les garantizaron que el responsable será sancionado conforme a derecho.