Guadalupe jamás creyó que su hermano Pedro, de 44 años de edad, fuera a morir por coronavirus, pues lo consideraba una persona saludable. Además, dijo desconocer si padecía algún mal crónico, ya que llevaba una vida normal. “Lo considerábamos sano, no batallamos con él de nada”, declaró en entrevista con EL UNIVERSAL San Luis Potosí.

La también residente de la capital estatal señaló que al igual que su hermano, enfermaron su madre, Rosa, y su sobrino Josué, de 25 años, hijo de Pedro, pues ellos tres vivían en la misma casa.

Fue a mediados de mayo, cuando Pedro y Josué llegaron con la noticia de que en sus respectivos trabajos había un empleado enfermo de coronavirus. En el caso de Pedro, que trabajaba como almacenista por las noches, el contagiado fue su compañero de relevo, el cual ya no asistía a laborar, por lo que el jefe le pidió limpiar su espacio de trabajo con cloro.

Unos días después, Josué perdió el sentido del olfato, del gusto y comenzó a sentir dolor en los ojos, incluso Guadalupe externó que lo percibió fatigado pero, pese a los síntomas, el joven no dejó de ir a trabajar, pues no le permiten faltar.

Ante los malestares, Josué fue a consulta pero, de acuerdo con su tía, no le realizaron la prueba de SARS-CoV-2 debido a que sus síntomas no eran graves.

El 19 de mayo, Guadalupe fue a visitar a sus familiares y encontró a su sobrino descansando en un sillón. “Hijo, sí estás malo, hay que llevarte a consulta”, pero el hombre de 25 años le contestó que no, que ya había ido al médico.

Ese mismo día, Rosa le dijo a su hija que le dolía la garganta y Josué agregó que a su padre le dolía la cabeza. “Como mi hermano a veces se nos resfriaba, por lo mismo de que siempre trabajaba de noche, pues no nos parecía tan extraño”.

Guadalupe atribuyó los síntomas de su mamá al clima, pues Rosa salió a realizar unos trámites por la muerte de su esposo, fallecido en enero.

El viernes 22, Josué le escribió un mensaje a su tía para que no fuera a verlos, ya que él, su padre y su abuela estaban enfermos.

Guadalupe Barbosa, de 42 años, explicó que su madre fue a consulta al igual que su hermano. “Ellos no querían ir al IMSS, teníamos miedo de que los internaran, tanta cosa que se dice, no queríamos ir al Seguro. Mi sobrino llevó a mi hermano, nada más para que les dieran su medicina y para que les quitara el dolor de cabeza, las molestias, pues”.

El lunes 25 de mayo, Pedro fue a revisión, le realizaron la prueba de coronavirus y dos días después le avisaron que dio positivo. A partir de ahí, sostuvo Guadalupe, él no volvió a levantarse. El día 30, Rosa le advirtió a su hija que su hermano sólo se la pasaba dormido o quejándose. Ese día se llevaron al almacenista directo al hospital.

Debilitado, Pedro partió rumbo a un nosocomio alrededor de las 13:00 horas. Una vez ahí, fue nuevamente trasladado, pero ahora a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social en Soledad. La hermana del hombre admitió que la idea no “le sonó muy bien”, puesto que “sinceramente no confiamos en el IMSS.

Para esos momentos, el almacenista ya había comenzado a perder el sentido por la falta de oxígeno. Pasó el fin de semana internado en el hospital de Soledad, entubado, y falleció las primeras horas del 1 de junio por complicaciones. El cadáver le fue entregado a Josué y a Rosa, quienes estaban más restablecidos. Por petición de su madre, Guadalupe no los acompañó.

Afuera del hospital de Soledad, el hijo y la abuela tuvieron que ver el cuerpo de su familiar, ya que el Seguro confundió los nombres de dos personas, así que debían asegurarse de que el cadáver que se llevaban era el de Pedro.

Guadalupe sostuvo que su madre y su sobrino fueron dados de alta recientemente; sin embargo, le afectó mucho el hecho de no poder ver a su hermano. “El círculo no se termina de cerrar porque no toca la realidad de que no está, de que se fue”.

El Gobierno de México publicó un documento con recomendaciones para familiares que hayan perdido un familiar a causa de coronavirus, en el cual resalta que el apoyo emocional es crucial, “pudiendo dificultar o favorecer el proceso de duelo posterior”.

En dicho texto se estipuló que es probable experimentar síntomas de “desregulación física y psicológica asociada a esta situación traumática”, como taquicardias, sensación de opresión en el pecho, irritabilidad, dificultad para concentrarse, incluso aumento de consumo de alcohol.

“No seas tan duro/a contigo mismo/a, las circunstancias actuales escapan del control de todos… Analiza esta situación desde tu corazón, con compasión y comprensión”, dicta el texto del gobierno federal.

Respecto a las pautas de autocuidado para personas en duelo, se recomendó, en cuanto a la parte física-somática, comer e hidratarse bien; dormir manteniendo un horario; evitar fumar o beber; no “abandonarse”, seguir lavándose los dientes, ducharse y cambiarse de ropa, así como “tomar un rayito de sol cada vez que sea posible”.

Autoridades de Salud estatales informaron que hasta este miércoles 10 de junio, en San Luis Potosí, hay mil 379 contagiados y 94 muertes por coronavirus.

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