Prácticamente desde que se fundó la ciudad de San Luis Potosí en 1593 hay registros de que ciudadanos, sobre todo los de mayor capacidad económica alquilaban carruajes o meros caballos o mulas para la transportación personal o de bienes ya sea para largas distancias como a la Ciudad de México o relativamente cortas como a las entonces rancherías de Soledad de los Ranchos o Morales.
De acuerdo al texto de Mauricio Gómez Aranda “Las Rutas del Transporte en el Gran Tunal”, desde 1812 se tiene ya como tal información de la existencia de “carros de sitio” o “coches de alquiler” que básicamente eran carruajes de tracción animal que podían transportar ya sea artículos o a personas y son los antecedentes más formales del transporte público en San Luis Potosí.
No obstante con la llegada de los tranvías al país, en 1821 se inaugura la primera línea de este tipo de transporte ferroviario que iba desde el centro de la ciudad hacia el Santuario de Guadalupe, no obstante a falta de líneas eléctricas bien establecidas, estos tranvías eran jalados también por mulas o caballos.
Tal fue su éxito que le siguieron varias líneas más de tranvías como las que iban al Barrio de Santiago o a Tequisquiapan, siendo que hasta los años 1900 y ya con una red de electrificación bien establecida se dejó de lado la tracción animal y pasaron a funcionar con electricidad siguiendo el cableado que se estableció para cada ruta, aunado a que se abrieron más de ellas también saliendo desde el centro de la ciudad y hasta San Sebastián, El Saucito, Soledad, Morales, San Miguelito y Tlaxcala.
Pero poco duró el auge del transporte público eléctrico en aquellos años, puesto que para 1920 se introdujeron los primeros camiones de combustión interna que resultaban más modernos y sobre todo de un mantenimiento más económico además de que no necesitaban la instalación de vías y tendido eléctrico para ampliar o crear nuevas rutas.
Fue entonces que poco a poco las empresas tranviarias comenzaron a tener problemas económicos dada la competencia que representaban los nuevos autobuses, algunas empresas quebraron y otras sobrevivieron haciendo la transición, es decir dejaron de usar tranvías y cambiaron sus unidades por autobuses de motor de combustión, por lo que el 9 de abril de 1932 circuló el último tranvía eléctrico de transporte público en San Luis Potosí.
Ya desde los años cuarenta la zona de la Alameda “Juan Sarabia” se había convertido en el epicentro de las diferentes rutas de camiones que circulaban por la ciudad y sus alrededores, se detalla que en 1945 las empresas de transporte público se quejaron por la proliferación de bares y cantinas en los alrededores de esta zona, puesto que argumentaban que personas “beodas” eran las que principalmente provocaban accidentes en las inmediaciones de este sector.
Gómez Aranda consigna además que en aquellos años se dio una particular pugna entre los camioneros regulares que prestaban el servicio de transporte público de manera regulada con la empresa metalúrgica ASARCO ubicada en Morales, la cual contrató un servicio de transporte de personal que circulaba por la hoy Avenida Venustiano Carranza y cuyos choferes solían subir a no trabajadores por una tarifa inferior a la de los camiones permisionados.
Desde el inicio del transporte público en San Luis Potosí ya sea en tranvías de tracción animal, eléctricos o ya sea en camiones urbanos la prioridad para los dueños de estas unidades ha sido el lucro, el servicio prestado ha sido lo de menos y en muchas ocasiones estos vehículos han sido verdaderas trampas mortales para sus usuarios y conductores.
Dado que no había una ley que lo estableciera, era el propio ayuntamiento o el gobierno quienes a través de negociar las tarifas que podían cobrar por el servicio presionaban para que se mejoraran las condiciones de las unidades o por lo menos las repararan, ya que usualmente eran unidades antiquísimas atiborradas de personas y mercancías.
En 1947 y dada la problemática se planteó por primera vez contar con un servicio de “primera”, se inició con la ruta Carranza-Morales con la utilización de unidades nuevas, choferes uniformados y sobre todo que no permitían pasajeros de pie, el aforo estaba limitado al número de asientos con los que contaban, todo esto con una tarifa superior a la de los camiones regulares, sin embargo al parecer no fue redituable puesto que apenas un par de años después comenzaron a aceptar a pasaje de pie y fue homologada su tarifa con las del resto de camiones.
El hoy líder de la Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos (Conatram) Elías Dip Rame, en 1987 era secretario de comunicaciones y transportes del gobierno de San Luis Potosí bajo la administración de Florencio Salazar Martínez a quien le propuso implementar un nuevo sistema de transporte “innovador” en la zona metropolitana, un “metrobus” que hubiese sido el primero en su tipo en el país.
La propuesta contemplaba una ruta de 19 kilómetros a lo largo de Avenida Industrias con 12 estaciones y con unidades articuladas de hasta seis vagones, incluso algunos de ellos se ensamblaron para hacer pruebas, desafortunadamente grillas y presiones de los empresarios camioneros presionaron para que no se realizara el proyecto y quedó en el olvido.
Cabe destacar que fue hasta finales del año pasado 2023 cuando por fin se arrancó con un sistema similar, la llamada “MetroRed” que aunque no cuenta con vagones articulados, también ha sido impulsado por el gobierno estatal y el primer tramo de su primera ruta es muy similar a la que en su momento planteó Dip Ramé.