En San Luis Potosí la familia Benavente por generaciones ha mantenido la vocación desde el corazón, ejerciendo una de las tareas más nobles en la sociedad en donde incluso, cada día tras cada llamado, su vida está en riesgo al ser héroes sin capa, y ser parte del Heroico Cuerpo de Bomberos.
Adolfo Benavente, comandante del heroico cuerpo de Bomberos, narra que, fue desde su humilde inicio en 1951, cuando su padre y su tío, Antonio Benavente comenzaron con la confirmación del Cuerpo de Bomberos, y desde ahí, se sembró una semilla de servicio y dedicación que se ha convertido en una tradición que ha marcado su familia por generaciones.
A lo largo de los años, la familia Benavente ha seguido honrando esta noble profesión, llenándose de pasión y orgullo al saber que su trabajo hace una diferencia real en la vida de las personas de San Luis Potosí.
Esta tradición de servicio y entrega ha sido un legado que se ha transmitido de generación en generación.
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“La profesión del bombero es un trabajo querido y respetado, además es un profesión que se le queda en el interior a las personas. Porque es un trabajo donde das todo tu empeño, donde das tu vida por salvar personas, es una de las profesiones más bonitas ya que nace por dentro de las personas”, señaló el comandante Adolfo Benavente.
La tradición sigue sigue vigente pues el cuerpo de Bomberos continúa liderado por Adolfo Benavente, quien tiene una trayectoria en la corporación de más de 50 años de servicio.
Con orgullo y dedicación, ha transmitido los valores de servicio, coraje y solidaridad a la siguiente generación, ya que sus hijos han seguido sus pasos y se han unido al Heroico Cuerpo de Bomberos.
De esta manera, el legado familiar sigue vivo, y la tradición de servicio a la comunidad continúa creciendo y fortaleciéndose a través de las generaciones.
La familia Benavente ha estado marcada por una tradición de servicio y ayuda a los demás, que se remonta a sus abuelos, quienes realizaban pequeñas contribuciones en el barrio.
“Creo que en nuestra familia tenemos el don de ayudar a la gente. Mi abuelita era enfermera ayudaba a poner inyecciones a tener partos ahí en el barrio, mi abuelo también tenía el don de ayudar y colaborar en cualquier cosa que se ocupara en la comunidad. Creo que de ahí inició la inquietud de querer ayudar la gente y de ahí se siguió pasando esa herencia de ayudar al prójimo. Así mismo les pasé esta enseñanza a mis hijos, ya que tenemos ese amor por ayudar a los demás”, expresó Benavente.
Y así con ese amor, el comandante Adolfo Benavente se compromete a seguir adelante, buscando siempre aportar lo mejor de sí mismo a la institución que ha sido su vida.
Su visión es clara: seguir creciendo, seguir mejorando, y seguir demostrando que la profesión de bombero es una noble y honorable vocación que merece reconocimiento de todos.
“El ser bombero es algo que nos enorgullece y siempre estaré dispuesto para seguir trabajando para que la institución siga creciendo y siga fortalecida”.
El ser bombero no es una tarea fácil pues no solo combaten el fuego, si no también las adversidades laborales.
En un mundo donde la valentía y el altruismo son cada vez más escasos, existe un grupo de héroes anónimos que arriesgan sus vidas diariamente para proteger a los demás.
El Heroico Cuerpo de Bomberos de San Luis Potosí es una institución ejemplar que, desde su fundación en 1951, ha estado compuesta por valientes bomberos voluntarios que se dedican a prestar servicios de emergencia y protección a la comunidad sin recibir remuneración alguna.
Estos héroes, que a menudo pasan desapercibidos, enfrentan no solo las llamas devoradoras, sino también las adversidades y desafíos que acompañan a su labor.
Pero lo que los impulsa a seguir adelante es la inquietud por ayudar a aquellos que lo necesitan, la pasión por servir y proteger, y la convicción de que su trabajo es una llamada a hacer la diferencia en la vida de los demás.
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Desde su fundación, el Heroico Cuerpo de Bomberos de San Luis Potosí ha sido una institución ejemplar, compuesta por valientes bomberos voluntarios que pese a la precariedad, se juegan la vida por prestar servicios de emergencia y protección a la comunidad.
Actualmente, cerca del cincuenta por ciento de los bomberos que operan en la estación siguen siendo voluntarios que prestan sus servicios sin esperar un pago a cambio.