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En el corazón de la Feria de las Flores de Soledad de Graciano Sánchez, entre aromas tradicionales y un desfile de colores, aún se esconde un oficio ancestral: el de moldear el barro con paciencia, dedicación y arte.
Nancy Navarro Salazar es una de las artistas de esta tradición, compartió sus anécdotas para EL UNIVERSAL San Luis Potosí, pues desde hace más de 20 años, junto con su familia, se ha dedicado a la creación de macetas artesanales que destacan por su originalidad y belleza.
“Cada pieza es única. Aunque usen los mismos colores, los diseños jamás son iguales. Ese es el valor real de nuestro trabajo que cada una de estas macetas es única en su género”, explica Nancy.
La elaboración de una sola pieza puede tomar hasta cuatro días, tiempo en el que se realiza todo el proceso artesanal: desde la preparación del molde, el dibujo y pintado, el vidriado y finalmente el horneado.
El clima incluso puede retrasar o acelerar este ciclo. “No es algo que se haga rápido. Es un arte y hay que respetar sus tiempos tardamos hasta cuatro días en una sola pieza, entre que la moldeamos y pintamos. Muchas veces hasta dependemos del clima para que una sola maceta salga ”, asegura.
Nancy, originaria de Guanajuato, pero ya parte esencial de las ferias artesanales de San Luis Potosí, relata cómo ella, su esposo y sus hijos han mantenido esta tradición familiar, participando en eventos de distintos municipios como Zaragoza, Villa de Reyes y Mezquitita. Sin embargo, la pasión no basta para sostener el negocio.
Falta de reconocimiento, un gran obstáculo
Uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta es la falta de reconocimiento al valor del trabajo hecho a mano. “Muchas personas no quieren pagar lo justo. Una pieza artesanal puede costar entre 200 y hasta mil pesos, según su tamaño y detalle, pero hay gente que no lo aprecia”, lamenta.
Además, la competencia “desleal” proveniente del extranjero ha golpeado al sector. Nancy menciona cómo productos importados desde China imitan sus diseños, pero con precios mucho más bajos, resultado de procesos de fabricación masiva.
“Eso nos pega mucho, porque ellos venden más barato, pero pues no son piezas hechas a mano, además de que a nosotros los artesanos, pues sí nos pega fuerte porque la gente prefiere pagar menos por algo que creen que a lo mismo”, afirma.
A pesar de estos retos, Nancy reconoce que eventos como la Feria de las Flores son vitales para que los artesanos puedan subsistir y continuar mostrando su trabajo.
“Estos espacios son una bendición. Nos ayudan a llegar directamente al cliente, a mostrar lo que hacemos con orgullo y pues si son un ingreso fuerte para nosotros pues ya aquí pueden apreciar todo el arte que hacemos”, comenta.
Aunque la piratería y la desvalorización amenacen esta expresión cultural, Nancy y muchos otros artesanos siguen defendiendo su oficio con firmeza.
“Pues aquí seguimos si debería hacer algo el gobierno para detener esto, pero pues aún así creo que siempre habrá gente que aprecie lo que hacemos”, terminó.
