A su máxima capacidad, brillando como espejos entre los árboles y el cielo, el Lago Mayor y el Lago Menor del Parque Tangamanga I lucen hoy más vivos que nunca.

Aunque ayer circularon versiones de un posible desbordamiento, esta mañana todo permanece en orden y bajo control, permitiendo a los potosinos y turistas disfrutar de un espectáculo natural digno de postal.

Desde tempranas horas, decenas de personas, deportistas y paseantes recorren los alrededores de los lagos, sorprendidos por la belleza del paisaje. Los cuerpos de agua lucen llenos, sí, pero sin señales de riesgo.

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La calma predomina en la superficie y en la atmósfera: los patos nadan en grupos, los peces y las ardillas se asoman y las ranas croan desde la vegetación que bordea los márgenes.

El Lago Mayor, que en épocas secas muestra su fondo en algunas zonas, hoy refleja con claridad las nubes y las copas de los árboles, mientras que el Lago Menor, más escondido y tranquilo, se convierte en refugio para aves migratorias y especies locales.

Foto: Jazmín Ramírez EL UNIVERSAL
Foto: Jazmín Ramírez EL UNIVERSAL

Ambos espacios no solo cumplen una función recreativa, sino que también representan importantes hábitats urbanos.

La Dirección del Parque hizo un llamado a seguir respetando el entorno, evitar alimentar a los animales y no arrojar basura, para que este equilibrio se mantenga por más tiempo.

Foto: Jazmín Ramírez EL UNIVERSAL
Foto: Jazmín Ramírez EL UNIVERSAL

Los lagos del Tangamanga I, lejos de representar un riesgo, se presentan hoy como un recordatorio del poder de la naturaleza cuando se le cuida y se le respeta. Una joya potosina que hoy, más que nunca, muestra su esplendor.

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