Mal estado de las calles en la capital de SLP dejan con lesiones a participantes de la Procesión del Silencio

A pesar de la emotividad y el fervor con el que se celebró la tradicional Procesión del Silencio este Viernes Santo, decenas de participantes coincidieron en señalar que las condiciones del recorrido fueron, en muchos tramos, indignas y riesgosas.

El evento, que cada año reúne a miles de asistentes y agrupaciones religiosas, se desarrolló como es costumbre por el corazón del Centro Histórico, partiendo desde el Templo del Carmen.

Sin embargo, voces de participantes y espectadores expresaron su inconformidad por el mal estado de algunas calles, particularmente Independencia, donde se detectaron restos de botellas, papeles y desechos acumulados.

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“Voy descalzo como parte de la penitencia, pero esta vez terminé con vidrios incrustados en los pies”, relató uno de los cofrades que caminó sin calzado durante todo el trayecto.

“Es doloroso, sí, pero lo más triste es que no se le dé mantenimiento a las calles ni se garantice la limpieza para una ocasión tan importante”, expresó un miembro de la banda de guerra.

Foto: Jazmín Ramírez García

Otras participantes, que portaban huaraches, señalaron que los baches y las irregularidades del pavimento complicaron seriamente su andar: “No sólo es incómodo, es peligroso, una de mis compañeras casi se cae en una zanja”.

Además del mal estado de la infraestructura, varios asistentes reportaron que algunos bares y establecimientos nocturnos del centro no bajaron el volumen de su música ni cerraron sus puertas durante el paso de la procesión.

“Fue muy frustrante escuchar reguetón mientras pasaba una imagen religiosa en completo silencio. No se trata de que cierren por completo, pero sí de guardar un mínimo respeto”, dijo un asistente.

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La Procesión del Silencio, declarada Patrimonio Cultural del estado y reconocida a nivel nacional por su belleza y significado, vivió este año un contraste entre la devoción de los fieles y la falta de cuidado en su entorno urbano.

Para muchos, el acto de fe sigue siendo profundamente conmovedor, pero la esperanza ahora también está puesta en que el entorno físico y social esté a la altura de una de las tradiciones más emblemáticas de San Luis Potosí.