Madrid.— Un acto internacional certificó ayer en Francia la disolución de la banda terrorista ETA, que hizo un llamado a la reconciliación. Entre los padrinos del evento estuvo el fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, quien firmó y leyó en español la declaración final.

ETA, el último grupo terrorista de Europa, quiso poner un broche solemne a su fin, avanzado en un comunicado el jueves. Acordó con los mediadores del Grupo Internacional de Contacto (GIC) la organización de un evento en una mansión rodeada de jardines en la localidad francesa de Cambo-les-Bains, llamada Villa Arnaga. En el acto participó un grupo de “personalidades internacionales”, pero ningún funcionario del gobierno español o francés.

Siete de los invitados firmaron la llamada Declaración de Arnaga, avalando la disolución de ETA. Entre ellos, además de Cárdenas, estuvieron Gerry Adams, ex dirigente del Sinn Fein (brazo político del Ejército Republicano Irlandés, ERI); Jonathan Powell, el negociador británico en 1998 en el proceso de paz de Irlanda del Norte, y Michel Camdessus, ex responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI). “Saludamos la reciente declaración de ETA, en la que el grupo reconoce los sufrimientos que ha ocasionado y apoya el trabajo de reconciliación que queda por llevar a cabo. Aún queda mucho por realizar por todas partes”, menciona la declaración.

El documento fue leído en los jardines del inmueble en cuatro idiomas: vasco (por una militante de la izquierda nacionalista), inglés (por Powell) y francés (por Camdessus). El último en leer fue Cárdenas, en español. La declaración reclama “un espíritu de generosidad para curar las heridas y reconstruir una comunidad compartida”, e invita a abrir “un proceso de reconciliación” en el País Vasco. “La paz no es un juego de suma cero, sino de voluntad política”, dicta el texto.

Cárdenas dijo a la prensa que, desde este momento, el pueblo vasco podrá seguir su “lucha por sus derechos y libertades”, sean cuales sean, “a través de vías políticas e institucionales”.

Kofi Annan, ex secretario de Naciones Unidas (ONU), envió un mensaje al evento, que definió como “un día histórico que debe ser celebrado en toda Europa”.

En España el fin de ETA, con más de 850 asesinatos a sus espaldas, muchos de ellos sin resolver, ha sido recibido con una mezcla de satisfacción y malestar. La escenificación de ayer, que proyecta internacionalmente la imagen de que la disolución de la banda representa el fin de una guerra que deja por resolver cuestiones políticas, es contraria a la posición más extendida en el país: que ETA fue una organización criminal que unilateralmente mató, secuestró y extorsionó a miles de ciudadanos.

Entre los asuntos pendientes está el reconocimiento y asistencia a las víctimas” del terrorismo. El presidente regional del País Vasco, Iñigo Urkullu, lamentó que ETA no haya “sido capaz de expresar una palabra de rectificación dirigida a todas las víctimas. La sociedad vasca y las instituciones sí podemos hacerlo”.

Otros asuntos son más polémicos, como la resistencia de ETA a entregar su arsenal de armas (muchas de las cuales podrían servir para resolver asesinatos pendientes) o la llamada de la declaración a mejorar la situación de los 280 presos de la banda en cárceles españolas.

A la misma hora que se leía el documento, el presidente español, Mariano Rajoy, compareció en Madrid para asegurar que “ETA ha reconocido por fin que toda su historia ha sido un fracaso”. Prometió que los terroristas “no van a obtener nada por anunciar su disolución. No hubo ni habrá impunidad para ETA. Nada les debemos [a los etarras]”, y añadió que los verdaderos protagonistas del momento deberían ser las víctimas del terrorismo y “no los asesinos”.

La portavoz del Colectivo Víctimas del Terrorismo, María Jiménez, lamentó que la declaración de la disolución de ETA no aludiera “a los elementos que podrían haberlo convertido en histórico: las víctimas, la colaboración con la justicia y la autocrítica”. Así lo señaló en un artículo publicado en el diario vasco El Correo.

Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España, señaló: “Que ETA se disuelva no anula el derecho de sus víctimas a reclamar verdad, justicia y reparación”.

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