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Carolina del Norte y del Sur comenzaron este jueves a sentir la fuerza de las lluvias torrenciales y los feroces vientos traídos por el huracán "Dorian" a medida que se acerca a la costa este de Estados Unidos, tras dejar devastación y causar al menos 20 muertos a su paso por Bahamas.
Zonas céntricas de Charleston se inundaron y algunas personas se mueven en kayak por las calles de esta ciudad costera de Carolina del Sur, según imágenes de video que también muestran árboles doblados por el intenso viento que soplaba desde el mar.
Decenas de calles están cerradas debido al pronóstico de hasta 50 centímetros de lluvia e inundaciones repentinas.
Según el último boletín del Centro Nacional de Huracanes (NHC), Dorian, ahora de categoría 3, se encontraba a las 12:00 GMT a 115 kilómetros al sur-sureste de Charleston, moviéndose por la costa en dirección norte, con vientos máximos sostenidos de 185 km/h.
Cientos de miles de personas en Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia y otros lugares estaban bajo órdenes de evacuación.
Más de 80 mil clientes se quedaron sin energía eléctrica en Carolina del Sur, donde se han instalado 22 refugios para evacuados, dijo en Twitter la agencia estatal de manejo de emergencias.
En Bahamas, un archipiélago ubicado entre Florida, Cuba y Haití, en el mar Caribe, el huracán dejó al menos 20 muertos y una "devastación generacional", de acuerdo con el primer ministro bahameño, Hubert Minnis.
También advirtió que los saqueadores serán castigados "con todo el peso de la ley", y afirmó que se habían desplegado agentes adicionales de las fuerzas de seguridad.
La Guardia Costera estadounidense y la Marina Real británica transportaron sobrevivientes y suministros de emergencia a medida que las aguas de las inundaciones retrocedían en las Bahamas.
Naciones Unidas dijo que unas 70 mil personas que están en Bahamas necesitan "ayuda inmediata".
El secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, dijo después de reunirse con Minnis que se necesitan con urgencia refugios, agua potable, alimentos y medicinas para unas 50 mil personas en Gran Bahama y para entre 15 mil y 20 mil en Gran Ábaco.
"La velocidad es esencial", estimó el funcionario de la Cruz Roja Stephen McAndrew sobre las operaciones de rescate en las dos islas más septentrionales del archipiélago, azotadas por una de las tormentas más fuertes jamás registradas en el Atlántico.
En Gran Bahama se usaron motos acuáticas y botes para sacar a víctimas de las casas inundadas o destruidas por la tormenta.
Helicópteros estadounidenses y británicos llevaban a cabo evacuaciones médicas, evaluaciones aéreas para ayudar a coordinar los esfuerzos de socorro y vuelos de reconocimiento para conocer los daños.
El presidente estadounidense, Donald Trump, habló por teléfono con Minnis y prometió la asistencia de su país, dijo la Casa Blanca.
"Una gran parte de las Bahamas fue golpeada de una manera que poca gente había visto jamás", declaró Trump. "Necesitan mucha ayuda".
Imágenes aéreas mostraron daños catastróficos en Gran Ábaco, con centenares de viviendas sin techo, autos sumergidos o volcados, enormes inundaciones, botes reducidos a astillas y escombros por todos lados.