Un profesor de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, señaló que si el fin de semana durara tres días, las personas tendrían un buen equilibrio entre su trabajo y su vida.

De acuerdo con Jan-Emmanuel De Neve, un profesor de la Universidad de Oxford señaló que el hecho de que los fines de semana duren tres días, lograría que las personas tuvieran un buen equilibrio entre su trabajo y su vida, así comomás tiempo para hacer las cosas que disfrutan.

"Yo diría que la semana laboral de cuatro días es acertada en términos de encontrar el equilibrio adecuado entre mejorar el equilibrio entre la vida laboral y la vida y el potencial de felicidad en términos de ganancias de productividad", dijo De Neve a la BBC World News el viernes pasado.

"Esto supera la reducción neta en la productividad de trabajar un día menos", agregó el académico.

Según el medio, una prueba de ocho semanas realizada en Nueva Zelanda a principios de este año, encontró que una semana de cuatro días incrementa el compromiso de los empleados con su trabajo, así como el trabajo en equipo y reduce el estrés.

No obstante, hubo algunos problemas con el estudio, pues algunos participantes tuvieron que abandonarlo debido a que tenían que mantenerse al día con sus horarios habituales, sugiriendo que un día libre extra los ayudaría a recuperarse.

El estudio no encontró ninguna mejora en la calidad de trabajo de los participantes, pero estos reportaron haber disfrutado el tener fines de semana de tres días.

"Cuando eres más positivo acerca de tu trabajo y tu vida mientras estás trabajando, te vuelves capaz de ser más productivo", dijo De Neve.

Un estudio realizado en 2015 por la Universidad de Warwich, que parece apoyar la idea de los fines de semana de tres días, encontró que los participantes eran de un 8% a un 12% más productivos cuando recibían chocolate o escuchaban un clip de comedia antes de realizar alguna tarea, a diferencia de pensar o escribir acerca de la pérdida de un familiar; es decir, manipular la felicidad de los trabajadores afectaba la eficiencia con la que hacían su trabajo.

Al entrar en marcha las semanas con tres días de descanso, puede que no exista un cambio inmediato en la productividad de los trabajadores, pero con menos tiempo que perder en el trabajo, probablemente los trabajadores procrastinarían menos.

Para ajustar la forma en que se trabaja actualmente -con dos días de descanso a la semana-, es probable que se necesiten más estudios que los que se han realizado hasta ahora, pero la idea no se descarta, pues fue apenas el siglo pasado cuando se comenzó la semana laboral de cinco días.

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