A un día de que la Corte Constitucional decidiera no sancionar a personas que consuman bebidas alcohólicas alucinógenos en espacios abiertos, la controversía crecía en Colombia.

El fallo tuvo lugar el jueves por la noche y causó sorpresa en diferentes partes del país dado que establece que ninguna persona será amonestada por beber o consumir drogas como marihuana en sitios como parques y zonas escolares. Además prohíbe que las autoridades decomisen o destruyan los productos.

La magistrada Gloria Ortiz, presidenta del alto tribunal, dijo en rueda de prensa el viernes que “el Estado no diseña el plan de vida. La gente tiene libertad de tomar las decisiones que le corresponden”.

El presidente Iván Duque señaló por su parte que respeta y acata los fallos que emite la Corte y dijo el mismo día durante una ceremonia militar en Bogotá que su gobierno y las autoridades continuarán en el empeño de liberar los parques y entornos escolares del acecho de las drogas.

“La libre determinación de la personalidad no es la libre determinación de la drogadicción; vamos a defender la familia colombiana con todo el arrojo”, aseguró.

Las autoridades locales también reaccionaron.

“Para todos los alcaldes de Colombia que estamos haciendo un esfuerzo tenaz para mejorar la seguridad, la cultura ciudadana, este reversazo que nos hace dar la Corte es muy grave”, dijo el alcalde de Cali y presidente de la Asociación de Alcaldes de Ciudades Capitales, Maurice Armitage. “Invito a los señores de la Corte Constitucional a que recapaciten y midan el impacto que puede tener esto. En este momento lo que este país requiere es tranquilidad y seguridad”, agregó.

En las calles bogotanas, las opiniones eran contrastantes.

Carolina Vargas, ingeniera civil de 32 años que está embarazada, dijo que no está de acuerdo “porque los primeros afectados son nuestra niñez y los niños ven lo que los adultos están bebiendo... y cuando sean adultos van a seguir ese ejemplo”.

En cambio Julián Garcia, vendedor de celulares de 24 años, dijo que “ese fallo es muy bueno porque permite el libre desarrollo de la personalidad de cada ser humano y hace que la convivencia sea más sana entre todos, que nadie está prohibiéndole nada a otro ser humano ni le está imponiendo algo, pero obviamente sin afectar el bien público”.

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