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¿Qué sigue en el pacto nuclear de Irán tras salida de EU?

Irán podría también dejar de cumplir con sus compromisos del pacto y reanudar su actividad nuclear parcial o completamente.

Un grupo de diputados iraníes queman una bandera de EE.UU. en protesta por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de retirarse del pacto nuclear (EFE)
09/05/2018 |09:08
EL UNIVERSAL San Luis Potosí
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Después de años de haberlo calificado como el peor de los acuerdos jamás firmados, la decisión de Donald Trump ha sido tomada. Washington abandona el pacto nuclear con Irán. Pero, ¿estamos ante una inescapable alternativa entre aceptar a un Irán armado nuclearmente o una guerra? No aún.

Como escribí el sábado, el acuerdo con Irán no es un tratado vinculante sino una serie de términos pactados por siete partes que los mantienen con vida a cambio de que las otras partes hagan lo propio.

En este caso, Trump ha decidido que EU deja de cumplir con su compromiso: la suspensión de sanciones (además de imponer nuevas). Pero el hecho de que una de esas partes decida abandonar el convenio no supone de manera automática que las otras seis lo harán también. Primero tenemos la propia decisión de Irán, quien teóricamente podría mantener sus compromisos a cambio de que los países europeos, además de Rusia y China, no se sumaran a las sanciones estadounidenses. Esto no nulificaría, pero sí limitaría el impacto de las sanciones de EU. Ahora bien, Irán podría también dejar de cumplir con sus compromisos del pacto y reanudar su actividad nuclear parcial o completamente.

Por consiguiente, dependiendo de cómo se muevan las variables anteriores, podríamos estar enfrentando en mayor o menor grado, las siguientes repercusiones:

1. Es muy probable que en Irán se fortalezcan las posiciones de los más duros, aquellos quienes desde un principio estaban en contra de negociar con Occidente. Lo más probable es que las Guardias Revolucionarias mantengan e incrementen su posición (en lo económico y en lo político).
 2. Como dijimos, es probable que en esta ocasión sea mucho más difícil para Washington establecer un régimen de sanciones coordinado internacionalmente como en el pasado.

3. Adicionalmente, Rusia y China podrían ahora emplear el tema iraní como arma para seguir peleando sus propias luchas contra Washington. Ninguno de esos dos países tiene incentivos económicos, mucho menos políticos para abandonar a Teherán en este momento. Por el contrario, Moscú y Beijing podrían caminar precisamente en la dirección contraria (incrementando su actividad económica y respaldo a la República Islámica).

4. En cuanto a los escenarios de conflicto armado, también hay varios. Primero tenemos la posibilidad de enfrentamientos Irán-Israel. Este tema está caminando ya por dos rutas paralelas, vinculadas, pero diferentes. De un lado, Israel está buscando contener la presencia militar iraní en Siria, lo que ya ha desatado choques directos que podrían ir creciendo. Del otro lado, regresa a la agenda la posibilidad de que Israel eventualmente opte por atacar las instalaciones nucleares iraníes como en su momento lo hizo contra Irak y contra Siria.

Esta última alternativa, al menos hasta 2015, no era logísticamente viable. Es por ello que Netanyahu tenía que confiar en Washington para llevar a cabo esa tarea. Pero para que Estados Unidos se embarcara en una operación militar de semejante tamaño, hay demasiadas variables a considerar y Washington no está contemplándolas en este momento. Aun así, es importante valorar que, abandonado el acuerdo nuclear, todas esas variables empiezan a moverse dentro de una lógica distinta a la que tenía lugar mientras el convenio se encontraba vigente.

5. Por último, debemos también considerar que, dependiendo lo que Irán decida hacer acerca de su programa nuclear, es probable que veamos detonarse en Medio Oriente una carrera armamentista y una proliferación nuclear de dimensiones difíciles de prever.

A pesar de la muy conocida opinión de Trump, de acuerdo con una enorme cantidad de analistas, políticos e incluso personal militar (lo que incluye a su secretario de Defensa, Jim Mattis, o a una gran parte del establishment militar israelí), el pacto nuclear entre Irán y las potencias tenía varios huecos y defectos, pero estaba funcionando en lo esencial. Había una ventana de tiempo (ocho-13 años) para negociar la corrección de esos defectos. Ahora, cabe esperar que todas las partes sepan leer el margen de acción que aún resta y puedan evitar las peores consecuencias de lo que hoy se está echando a andar.

Analista internacional.Twitter: @maurimm